—Denzel, no has dicho nada —dijo Valerie por segunda vez después de haberle mencionado el problema.
El Alfa Denzel forzó una sonrisa y miró con lástima a su hijo antes de recordar lo que la diosa de la Luna dijo que Denver tendría una vida amorosa complicada pero si lograba conquistarla, también encontraría la felicidad eterna.
—Val, ¿qué quieres que diga? La verdad es demasiado pesada para que él la soporte.
Denver frunció el ceño imperceptiblemente. —Papá, estoy aquí mismo y sin embargo hablas como si no estuviera. Por favor, dímelo. Puedo soportar cualquier cosa —rogó desesperadamente por el bien de Luz de Luna.
Si su padre tenía la solución, entonces no le importaría rogar por ella, aunque nunca antes había rogado por nada.
—¿Por qué no dejas que vea tu habitación y te lo diré? —negoció Denzel, sabiendo que Denver se negaría.