—Denzel, necesito tu permiso para matar a Aurora —dijo Godic, con lágrimas corriendo por su rostro mientras hablaba por teléfono. Alfa Denzel estaba conmocionado.
Godic nunca había llorado desde que él podía recordar. Alfa Denzel sabía que lo único que podría herir tanto a un hombre era si su mujer estaba sufriendo, lo que significaba que Alessia estaba en problemas.
Alfa Denzel se mantuvo calmado, sabiendo que Aurora ya no estaba en su gracia. Si no fuera por el corazón bondadoso de Valerie, la habría dejado valerse por sí misma como lo estaba antes de conocerla.
—Cuéntame todo —dijo fríamente. Godic seguía derramando lágrimas mientras hablaba, pero también había una determinada venganza en su voz.
—Alessia se quejó de dolor de estómago y comenzó a sangrar. Cuando llegamos al hospital, se reveló que estaba embarazada de un mes pero el veneno lo destruyó —prosiguió Godic.