```
—No es la primera vez que intenta jugar tan estúpidos trucos conmigo —dijo Denzel—, asegurándose de exponer a Orion frente a quienquiera que lo hubiera empoderado.
Todo lo que quedaba de él eran gemidos silenciosos. Cuando el espíritu estaba a punto de hablar, vieron cadenas en sus manos, piernas y cuello, pero no había nada que la sujetara.
Las maneras del espíritu eran diferentes a las de los humanos. Aun así, podían ver que la mujer estaba restringida y en el momento en que se volvió para enfrentarlos, supieron que no era la diosa de la luna sino un espíritu engañoso.
La diosa de la luna no habría permitido que nadie viera su rostro. Ahora, miraban al Alfa Denzel con mayor respeto.
Alfa Denzel sintió la presencia de la verdadera diosa de la luna pero, sin querer ser detenido, su otra garra rasgó la garganta de Orion antes de que su cuerpo golpeara el suelo.
Luna Ahuma estaba atónita. La Luna y el Alfa de la manada de Siempre Verde no eran con quienes jugar.