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El salón del club resonaba con música suave, en lugar del habitual hip-hop. Una decoración inusual convertía el ambiente en uno de celebración, más que el habitual entretenimiento.
Se había montado un escenario de tres peldaños con una iluminación excepcional. Las paredes estaban proyectadas con buenos deseos, mensajes de bienvenida y mensajes de gratitud.
El más atrevido de ellos estaba proyectado como una pancarta: "Agradeciendo a nuestro asombroso Don y su familia por todo su cuidado y consideración hacia nosotros".
La leyenda conmovió a Don Denzel, y él se volvió para encontrarse con la contagiosa sonrisa de Valerie. Ella había estado con él durante todo el tiempo después de la reunión, por lo que la única persona que Denzel sospechaba que estaba detrás de todo esto era Alessia.
—Aless, ¿qué has hecho? —preguntó en tono apagado. Ella sonrió y respondió con sinceridad.
—Confía en mí, Denzel, no sé nada de esto.