—Eres tan malvado. ¿Cómo pudiste siquiera pensar en llevártela para enfrentar ese tipo de maldad por su cuenta?
Alfa Denzel golpeó a Alfa Ludwig una vez más, sintiéndose mareado mientras caía de bruces al suelo.
Poco a poco reponiéndose, Alfa Ludwig no se atrevió a levantarse, pero se sentó suplicante en el suelo.
—La dura mirada en los ojos de Alfa Denzel le hacía sangrar el corazón. —Lo siento mucho. Solo tenía miedo.
Las mandíbulas de Alfa Denzel se apretaron, ya no le creía, y todo lo que quería era arrancarle la garganta, pero no podía hacerlo debido a todos esos inocentes miembros de la manada.
No importaba cuán enfadado estuviera Alfa Denzel, su conciencia tomaba una parte mayor de él.
El espíritu de la malvada Camila estaba loco y podía simplemente incendiar toda la manada de Piel Negra.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué me mentiste? —Alfa Denzel no podía entender esta lógica y estaba muy desanimado.