—Pero… —Valerie estaba a punto de decir algo, pero como si Alfa Denzel supiera lo que era, la detuvo.
—Nada de peros, Val. Has sido una chica mala al no confiar en mí —Estaba segura entre sus brazos, incapaz de liberarse pero disfrutándolo también. Todo esto le era extraño, pero entender la intensidad del lazo de compañeros hacía las cosas más fáciles.
La voz de Alfa Denzel era ronca mientras su dedo se adentraba en sus estrechas paredes, sintiendo su humedad. Valerie gemía, el deseo corría por sus venas mientras mordía su labio inferior por el placer.
Se quitó su húmeda braga y se dio la vuelta, apoyándose en el grifo mientras se inclinaba con su suave trasero blanco en el aire. La mirada de Alfa Denzel se oscurecía por el deseo.
Acarició sus nalgas de forma posesiva, dándoles un apretón antes de frotar su falo en la entrada de sus paredes.