—¿Dónde has estado, Don Denzel? —el hombre tras el volante preguntó con acento italiano. Su cabello estaba teñido de rubio, al igual que sus cejas. Para la mayoría de las personas, él era atractivo, pero para Alfa Denzel, era extraño.
En su mayoría, cualquier acosador no era el problema sino más bien un mensajero de noticias, buenas o malas. En la mayoría de los casos, no hay buenas noticias.
—Debería estar preguntando lo mismo, Don Mario —respondió Alfa Denzel, tranquilo, su atención en la entrada de la tienda de comestibles. Don Mario había estado fuera durante un tiempo, y Don Denzel también. Era obvio que ambos carecían de actualizaciones en los negocios del otro.
—Mi nueva novia tuvo su cumpleaños, así que la llevé a un viaje de un mes —dijo Don Mario con orgullo, esperando la reacción de Don Denzel, la cual no ocurrió.