Su mano se deslizó en la fina tela que ella llevaba, rasgándola de su cuerpo con un chillido. Valerie tembló cuando su mirada se oscureció al ver sus pezones rosados y erectos.
El calor de su boca se separó de la suya y cubrió al instante su pezón. Un gemido escapó de ella, sus manos acariciaban su espalda apretadamente mientras su cuerpo respondía a cada acción.
Sus labios se movían de un pecho al otro, chupando por turnos mientras su rodilla separaba sus muslos. Incómoda con la humedad, comenzó a resistirse.—No...
No había señal de que él se detuviera mientras su dedo reemplazaba donde sus rodillas habían abierto paso. Sin ninguna ropa interior, su dedo se deslizó en la cálida humedad entre sus muslos, un gruñido escapó de él.