Alfa Conrad estaba molesto, no le gustaba que sus planes fueran a arruinarse. —Denzel —llamó a Alfa Denzel en un tono amistoso, diciendo—, acabamos de terminar de comer y no estamos satisfechos. Quiero enviar a un guerrero a conseguir más comida, así que nos quedaremos por aquí y hablaremos un poco.
—¿Es así? —preguntó Alfa Denzel. Los cinco alfas asintieron con la cabeza, sintiendo que él iba a estar de acuerdo. Lo siguiente que supieron, él abrió la puerta de entrada y ordenó,
—Todos ustedes fuera. Vayan a buscar la comida y duerman en la tienda con sus guerreros. Voy a cerrar con llave. —Con Valerie en la casa de la manada, no era seguro para estos Alfas quedarse. Eran capaces de cualquier cosa, y él no podía permitirles hacer lo que quisieran.
Los cinco alfas intercambiaron miradas confundidas y molestas. No había forma de maniobrar alrededor de Alfa Denzel, así que se rindieron.