```
Cuando Valerie se dio cuenta de que la intención de ellos no era solo matarla sino también abusar de ella, su ira hirvió y salió de su escondite. Era el momento de enseñarles a esos vándalos una lección amarga.
—¿Quién manda a ocho hombres a derribar a una mujer? —preguntó Valerie mientras se ponía frente a ellos. Nadie se atrevía a transformarse dentro de un edificio, así que ella cerró la puerta con llave.
Los ocho hombres la miraron con diversión. Sin duda era una belleza digna de admirar, pero parecía que esa belleza no necesitaba una bestia que la protegiera. Uno de ellos se abalanzó hacia ella, solo para ser recibido con una patada y un golpe en la cabeza con una sartén, enviándolo inconsciente al suelo.
Los otros siete se miraron entre sí, la diversión anterior se convirtió en interés. Otro se precipitó hacia ella y la mano que pretendía usar para golpearla fue apuñalada con el cuchillo que ella sostenía en su mano izquierda.