Una idea cruzó por la mente de Adira en ese momento. Si ella mataba a Valerie, podría hacerlo parecer como un suicidio ya que Valerie siempre había querido morir. Una sonrisa fría apareció en la comisura de sus labios mientras quitaba su cinturón y lo enrollaba alrededor del cuello de Valerie.
Lamentablemente para ella, Valerie ya había calculado su movimiento y bloqueó el cinturón antes de que éste entrara en contacto con la piel de su cuello. Con una mano sosteniendo el cinturón, su otra mano agarró el cabello de Adira por detrás, mientras tiraba de ésta, liberándose de su agarre.
Los ojos de Adira estaban rojos. Valerie era más fuerte de lo que pensaba, incluso estando herida. —Te mataré —gruñó, lanzando puñetazos, pero Valerie bloqueó la mayoría de ellos antes de hacer una voltereta desde la cama y envolver sus brazos firmemente alrededor del cuello de Adira.