Por dentro, se sentía perdida y melancólica.
No era tonta; podía sentir que a Chai Xiyang no le gustaba mucho, o al menos, no la amaba.
En los últimos cinco años, lo máximo que había hecho era abrazarla. Ni siquiera un beso.
Él era como un hombre de corazón puro, hablando de cariño pero sin mencionar el amor. Esto hacía que la inocente Lin Xinxin se sintiera avergonzada de hacer cualquier movimiento radical.
Al principio, no le importaba su comportamiento. Pero poco a poco, comenzó a sentir que algo no estaba bien...
Sin embargo, habían establecido este patrón de interacción, y ella no podía encontrar una excusa para romperlo.
Además, ella no era de las que toman la iniciativa...
Inicialmente, pensó que Chai Xiyang no quería cruzar ningún límite antes del matrimonio.
También pensó que estaban destinados a casarse.
Pero ahora, sentía que todo había sido solo su imaginación.
