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—Terminé sin nada, perdiendo todo, ¡y aún así no puedo renunciarte! —exclamó ella con desesperación.
—¡A pesar de todo, aún me encuentro enamorada de ti! —continuó, su voz quebrándose por la emoción.
—Dongfang Yu, no tienes idea de cuánto me odié en aquel entonces, o cuánto quería morir
—¡Basta de hablar! —Dongfang Yu la sostuvo firmemente, ¡como si su corazón estuviera siendo desgarrado!.
—¡Hai Xiaotang, por favor no hables más, lo siento, todo es mi culpa, lo siento! —Dongfang Yu no paraba de disculparse, pero Hai Xiaotang todavía se sentía increíblemente triste.
—Lloró desconsoladamente en su pecho, y pronto, sus lágrimas mojaron su camisa.
—Incluso los ojos de Dongfang Yu estaban húmedos.
—Viéndola tan desconsolada, su corazón también padecía.