Se arrepentía ahora tanto como se había pavoneado antes.
—No más —de repente, lo empujó, rodando torpemente hasta la cama, alejándose de él—. ¡Ya no tendré la más mínima intención hacia ti, ni me aferraré a ti! ¡Ya no te amo!
Su repentina y vehemente reacción tomó por sorpresa a Dongfang Yu.
Su expresión se volvió involuntariamente fría.
Sí, el corazón de Dongfang Yu en este momento no era nada menos que sombrío.
Imagina a una mujer que te amaba locamente, cuyo mundo giraba en torno a ti, de repente ya no te ama, y peor aún, te trata como si fueras tan repugnante como una mosca.
¡Cómo podría un hombre como Dongfang Yu, a quien su dignidad le importa más que cualquier otra cosa, tolerar tal trato!
Independientemente de cualquier sentimiento, ¡no permitiría que nadie lo tratara con contrastes tan drásticos!
—Hai Xiaotang —Dongfang Yu la miró fríamente. Cada palabra que pronunció estaba helada—. ¡De verdad desearía poder estrangularte!