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—Él estaba sentado en el escritorio, mirándola con burla —Así que esta es la razón por la que te niegas.
—... —Hai Xiaotang no respondió, solo continuó investigando diligentemente.
—Esto fue dado por mí, no es algo que buscaste por ti misma. Por lo tanto, no tiene nada que ver con nada —cruzó los brazos sobre su pecho Dongfang Yu.
Cuando ella pronunció ese voto la noche anterior, él se percató de que ella nunca aceptaría un centavo de él nuevamente. Por eso le ofreció su tarjeta negra esta mañana. Su tarjeta negra no tenía límite de gastos y permitía retirar efectivo: dependía de ella cuánto quería usar. Dándole directamente su tarjeta negra, podría vivir el resto de su vida sin pedirle dinero.
—Ya sea que tenga que ver o no, no me arriesgaré a usarla —Hai Xiaotang no levantó la vista.
—¿Estás insinuando que me estoy suicidando al ofrecerte mi tarjeta? —se rió entre dientes Dongfang Yu.
