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Dongfang Yu asintió y dijo sin rodeos:
—Por supuesto. Todo el mundo asume que tú has encontrado una mina de oro al casarte conmigo, y por eso eres tú quien se está aprovechando de mí.
—.... —Hai Xiaotang respiró hondo, reprimiendo las ganas de pegarle.
—Dongfang Yu, hablo en serio sobre divorciarme de ti, deja de jugar, ¿vale? —dijo seriamente.
—No estoy jugando. Realmente eres la persona más adecuada para ser mi esposa; no digo más que la verdad —la expresión de Dongfang Yu era igualmente seria.
—Hmm... —Hai Xiaotang lo encontró divertido—. Antes no pensabas así. ¿Te ha pateado un burro en la cabeza o realmente te has enamorado de mí?
.....
Dongfang Yu no respondió, solo la miró fijamente con ojos intensos y oscuros.
Su mirada era tan profunda, como un agujero negro, conteniendo un poder aterrador.
Hai Xiaotang le resultaba difícil sostener su mirada.
Extrañamente, ella sintió que Dongfang Yu parecía haber cambiado…