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Chapter 5 - El sonido del Eco

"El hombre es semejante a un soplo; sus días son como sombra que pasa" Declaró el joven mientras se volteaba y miraba a la figura que se encontraba frente a él.

"Salmos 144:4" Se rio entre dientes.

"¿Que te parece? Tu poder te hace eterno, pero también te condena a ser solo una sombra fugaz. Dime, ¿Qué sientes al no tener un lugar en la eternidad?"

Cathal miró fijamente al joven de cabello blanco y sus ojos rojos brillaron con intenciones misteriosas. Solo él sabia lo que pensaba, pero aun así respondió: "Tú que hablas de eternidad, ¿has sentido lo que es desaparecer mientras sigues existiendo?"

La sonrisa del joven disminuyó un poco. "Desaparecer mientras sigo existiendo, eh?" Cerró la biblia y miró el cielo con nostalgia. "Creo que lo he sentido, pero no de la manera en la que una persona normal imaginaria". Miró nuevamente a Cathal, se alejó unos pasos y se sentó en el césped.

"Las cosas que he estado haciendo me van quitando lo que solía ser... ¿Pero no es eso lo que todos lo seres humanos enfrentamos? Sin embargo, tu simplemente eres alguien que lucha por no desvanecerse, eres como el eco"

El silencio se asentó mientras uno contemplaba el cielo, y otro lo miraba fijamente. El viento soplaba suavemente, como si quisiera llevarse el ambiente pesado que se iba formando.

"Compararme con un eco es insultante, pero quizás lo sea. Aun así, si un eco es lo suficientemente fuerte, no dejará de resonar"

"Mm... tienes razón, pero la fuerza sin dirección es como un río sin cauce: tarde o temprano se desbordará y destruirá, sin haber construido nada. ¿Qué harás para evitar ese destino, bestia?"

"Ja, lo mismo que tú, Shirou Kotomine. Camino hacia adelante, incluso sabiendo que ese camino me arrastrará a mi propia ruina. ¿No somos iguales en eso?" Tomó una pausa, recapacitó y agregó: "Bueno, al menos yo puedo destruir la ruina, no se de ti"

"Supongo que lo que dijiste al final puedo interpretarlo como falta de humanidad, o arrogancia?" Negó con la cabeza suavemente mientras se formaba una sonrisa.

"Respecto a lo primero... Quizás tengas razón, probablemente lo seamos. Pero tienes que saber una cosa, incluso en la ruina, algunos encuentran propósito... mientras que otros solo encuentran vacío. ¿Podrás encontrar un propósito si destruyes la ruina?" Su mirada se posó en Cathal, esperando una respuesta anticuada, sin embargo, un rastro de sorpresa apareció en su rostro antes de ocultarlo rápidamente.

"Lo tuve. Tuve dos..." Por primera vez, un rastro de nostalgia brilló en sus ojos feroces, pero desapareció al instante. "La primera fue mi maestra" Miró el cielo, como si estuviera viéndola a través del pasado. "Y la segunda..." Sus ojos se posaron en una columna del jardín en el que se encontraban. "La segunda desapareció, aun no entiendo el por que"

Caminó hasta quedar frente a Shirou y dijo con calma: "No entiendo el por que, no entiendo los sentimientos humanos, no entiendo sus acciones, no entiendo su proceso de pensamiento. Sin embargo, puedo entender una cosa, y es por la cual vine hacia ti... Y es que tu meta es tan ingenua que me hace querer aplastarte, Amakusa Shirou Tokisada"

Los ojos de Shirou parpadearon con intenciones asesinas, y rápidamente atacó hacia el cuello de Cathal.

*Chirrido*

Para sorpresa del joven sacerdote, su cuchilla no pudo traspasar el cuello de aquella bestia imponente.

"Tienes que darle gracias al bastardo de Goetia y su estúpido protocolo, sin él no serias invocado en esta guerra, farsante" Cathal movió su brazo en dirección del estomago de su oponente con una clara intención de golpearlo, pero repentinamente apareció un circulo mágico en esa zona.

*Crack*

El circulo se rompió, incapaz de soportar el golpe, lo que llevó a que la figura de; joven sacerdote saliera disparada hacia una de las columnas.

*Boom*

"Tos, tos. ¿Cuánto usaste?" Shirou se limpió suavemente la sangre de la boca.

"Un golpe normal te haría desaparecer... Literalmente" Cathal se giró sin querer mirar a la figura que ayudaba al joven a levantarse.

"Vuelves a aparecer así ante mi y no dudaré de quitarte todo lo que tienes. Después de todo, tu poder me pertenece" Comenzó a caminar hacia el borde del jardín mientras agregaba: "Y tu, si vuelves con tus intrigas, arreglaré esta Guerra rota con mis propias manos, y supongo que no quieres ver eso, Maestro de Rojo". Al terminar, saltó mientras escuchaba los gritos de alerta de los servants.

'Esto es lo máximo que puedo hacer por ti, Jeanne'

Al ver a la gran figura desaparecer, la figura al lado de Shirou preguntó con un tono incapaz de descifrar la emoción que sentía: "¿Cómo lo supo?"

"¿Segunda o Quinta Magia? No lo sé" Se encogió de hombros mientras se apoyaba en la figura.

"¿Alguna orden para matar al enemigo?" Un hombre de cabello verde apareció a su lado en un borrón de velocidad, mientras presumía sus movimientos con la lanza.

"No entiendo, eres un Rider, pero usas una lanza. ¿Que tan exagerado puedes ser?" Dijo una joven extremadamente hermosa con cabello verde y rubio, sus ojos fríos y agudos miraban al hombre de cabello verde con fiereza.

"Bueno, dejen de discutir, los demás vienen de camino" Dijo la figura al lado de Shirou.

"Esperemos a que lleguen los otros, tenemos que contarles sobre una gran variable" El maestro de rojo, sonrió.

"De verdad tuviste que aparecer en esta guerra...?" Mientras iba cayendo, Cathal reflexionó mientras suspiraba. "Espero que no sea obra de esas perras" Su mente divagó al pasado, una hermosa niña abandonada por su madre el cual él acogió recordando a su yo del pasado.

Quería recrear lo que había hecho su maestra con el, pero no salió como esperaba. Con el tiempo su hermoso rostro comenzó a cautivar a muchos hombres, lo que la llevó a considerar débiles a aquellas mujeres que caen por el encanto de los hombres, a pesar de que ella no se ponía en el papel de una mujer normal, lo que desarrolló su arrogancia y muchas conductas más.

Aún así, le enseño lo que su maestra le había transmitido; o al menos le mostró lo que sentía que encajaba con ella: venenos, métodos de asesinato, magia, etc. Pero un día, la niña que ya había crecido hasta convertirse en una adolescente, casi adulta, desapareció sin decirle ni una sola palabra. Desde entonces, no supo de ella. No, mejor dicho, si supo pero nunca la buscó.

"Era una perdida de tiempo ir a buscarla y pedirle una explicación. Los humanos y sus pensamientos raros" Negó con la cabeza. "Espero que no estés en mi contra, Semiramis"