15 De Escorpius De 494, C. Dariano
9 De Febrero De 2540, C. Gregoriano
Departamento policíal, A. Olympus
Leonid Trinity y Arcangel se encontraban sentados en un AV policíal dirigiéndose a una parte mas alla de la arcologia Olympus por una operación contraterrorista. Por los ventanas fotónicos del AV veían a otros AVs iluminando el horizonte de la ciudad nocturna, con los edificios pareciendo ríos iluminados por luciernagas y las docenas de estaciones orbitales las cuales funcionaban como las estrellas de antaño iluminando el vacío exterior y opacando las lunas marcianas, Fobos y Deimos.
La razón de su viajé es para evaluar el rendimiento del nuevo integrante de la policía, el ex-fuerzas especiales Konstantin Korolev, en su primer día de trabajo. No sabían mucho de el, no se molestaron en una investigación previa muy exhaustiva, pero cada acción que hacía Konstantin era tomada como superior al promedio de un humano común, al punto de que era dudable la veracidad de los dichos. Igualmente no es que importara mucho, lo iban a descubrir pronto.
El AV llegó al lugar de la operación contraterrorista, una destilería abandonada de Johnnie Walker colgada en los fines de la gran caldera de Olympus Mons, a más de un kilómetro de altura. La construcción tenía una longitud de quinientos metros, una anchura de trescientos metros y sobresalían cien metros de la construcción, de la cuál la mayoría estaba excavada en la roca. La mayoría de su construcción era de un metal negro y en los quinientos metros lisos estaban pintadas el logo de Johnnie Walker corroido y el nombre de la misma, tan maltratada que solamente el «Walk» era legible.
El AV aterrizó en un estacionamiento de AVs que sobresalía de la esquina superior derecha dónde eran visibles a mas AVs de la policía olympiana. El AV fue recibido por una serie de veinte soldados por cada lado, parados quietamente formando así una guía de a dónde ir. Arcangel y Leonid bajaron del AV y dieron varios pasos hasta llegar a Konstantin Korolev, acompañado de otros dos policías.
—Buenas Noches oficial y suboficial, K.K a su servicio —Se inclinó para dar una reverencia burlesca hacia los dos—. Yo, junto a mi equipo claramente, hemos logrado detener la célula terrorista que aguardaba en este edificio, causantes de la explosión en la plaza «30 de diciembre» hace dos semanas atrás.
—Felicidades, K.K. ¿Ha sucedido algún inconveniente grave? algún herido, un muerto, un contrahackeo, un virus, entre algunas posibilidades peores. –Pregunto y enumeró el oficial "Kirill" algo disgustado por lo competente de Konstantin, el nuevo recluta.
—Pues además de los terroristas los únicos dañados fueron las ratas, no son como han llegado hasta esta fabrica a un kilómetro de altura mayor, y que yo sepa ninguna rata natural puede ir tan alto. —Le respondía Konstantin a su superior, con una mirada algo coqueta pero sobretodo burlesca, tal como venía haciendo desde siempre. —Le propongo algo, oficial y suboficial, ¿Ustedes aceptarían si yo les ofrezco ir a beber un café en alguna cafetería de Nueva Leningrado y hablamos sobre los temas oficiales de esta operación allá?
El oficial no reaccionó mucho, esta vez era el suboficial el que tenía que responder ante la oferta de Konstantin. El quedó observando sus pies durante un rato, zapateando ligeramente el suelo en un zigzag corto y acariciando su sedoso pelo negro, peinandolo hacía atrás mientras poco a poco levantaba la cabeza para responderle a Konstantin Korolev:
—Aceptamos con gusto su oferta, K.K. Si usted desea podemos irnos en nuestro AV. —Leonid estaba luchando intentando no insultar ni decirle nada ofensivo a Konstantin enfrente de los demás reclutas.
—¡Le agradezco mucho, suboficial Leonid! Por cierto, su pelo es muy lindo, una pena que es naturalmente rosado...
Arcangel y la mayoría de policías en el estacionamiento miraron hacía Leonid e intentaron ver algún mechón rosa en su pelo. En sus dieciochos de servicio jamás había mencionado haber tenido un pelo originalmente de un color extravagante, su negro azabache era tan uniforme y lo tuvo durante tanto tiempo que nadie pensaría que es falso. Era imposible que Konstantin supiera una información así.
Konstantin ignoró las miradas y empezo su camino hacia el AV, donde subiría, pondría una pierna arriba de la otra, sus codos encima de los asientos, y vería hacia el techo del mismo esperando al oficial y suboficial. Los dos no tuvieron otra opción y empezaron a subir al AV mientras se despedían de los agentes en la zona. Entonces se sentaron y la inteligencia artificial del AV dirigió el mismo hasta el centro económico de Nueva Leningrado, en la caldera mas jóven de Olympus Mons.
Konstantin sacó una caja de cigarrillos papirosa, los encendió, y empezó a fumar tranquilamente. El suboficial le dió una mirada baja al recluta, con mucho rencor, pero la respuesta dada por el recluta no fue la esperada, igual de inesperado que todo lo que hace:
—¡Oh! Lo lamento por no ofrecerles... —Les acercó la caja- ¿Quieren? son cultivadas en los agro-edificios así que no son de tan buena calidad, pero siguen siendo tabaco.
—No fumo. –Dijo el suboficial.
—Yo tampoco. —respondio también el oficial—, pero tenemos algo mejor. —El oficial sirvió un vaso de agua con un hielo el cual estaba en la pared opuesto de la entrada del AV, en una nevera con diferentes vasos adentro de igual manera y encima de la nevera un centro de comandos. El oficial aplastó el hielo con una cuchara y espero hasta que se derritiera para dárselo a Konstantin.
El recluta acepto completamente el gesto por parte del oficial, aunque miro al vaso por unos segundos para después preguntar:
—¿Qué era ese pequeño hielo el cuál acabas de quebrar?
—No es cualquier hielo, es hielo del pre-derretimiento de Ganimedes, los líderes jovianos, principalmente los virreyes rusos, brindaron mucho de estos icebergs sobrantes a algunas regiones del sistema solar. Hace mas de doscientos años de ese acontecimiento, y adivina quién logró conseguir este hielo.
—En conclusión esto es una muestra de gratitud, ¿verdad?
—Exactamente. Pero no se confunda, K.K. Aún sigues siendo un completo desconocido para nosotros, apareciendo de la nada siendo traído desde eumenides sin mucha razón aparente. Además, no crea que hemos olvidado sobre su chantaje sobre el color de pelo del suboficial Leonid Trinity.
—Bueno... Dele mi gratitud al virrey de Júpiter, ¿cuál era su nombre y su título?
–Apollo IV Romanov, Virrey de Júpiter y Las Cien Lunes, Conquistador de Las Tormentas, Gran Maestre de Las Órdenes Relampagueantes, Oráculo de los Grandes Dioses de Zeus y Leto, Gobernador de las Galileanas, Caballero de la Gran Tormenta Roja, y otras dos docenas de títulos mas que se dan los Romanovs a sí mismos. Se deben creer que realmente son descendientes del primer imperio y no solamente clones mal hechos, en primer lugar, ¿No se supone que los Romanovs originales tenían pelo castaño? porque estos son rubios.
—Ujum, por fin estamos de acuerdo. —Konstantin tomo toda el agua, después exhaló por el frío y finalmente dejo el vaso a su lado. —Sabe a... ¿Júpiter si asi se le puede llamar?
Por la palabrería juguetona de Konstantin Korolev, finalmente el suboficial se harto; levantó su mano y la golpeó contra el vidrio sin hacer ningún efecto en ella, posteriormente miro al recluta: —¿Como puede ser que exista un ser humano de este calibre? si es que a K.K se le puede llamar humano, parece sacado de estas raras series animadas de estos socialistas orientales en la tierra siglos atrás.
—¿Te refieres al anime? -Dijo K.K
—Podria ser, ¿acaso importa? Mi punto se entiende y eso es lo que nos interesa a nosotros tres. -se levantó del asiento y se acercó al recluta agarrándolo del cabello- ¿estas escuchando, Konstantin Korolev?
—¡Suboficial Leonid Trinity! como su superior directo le ordeno que se vuelva a sentar.
—Tranquilicense, creo que soy suficiente para ambos —Solto una risita.
Durante treinta minutos ninguna palabra fue pronunciada. El AV llegó a su destino y los tres se bajaron para ser guiados por Konstantin Korolev hacía un antro subterráneo. El antro estaba lleno de hologramas mostrando diferentes escenarios, desde stripping hasta el primer alunizaje era lo proyectado por los hologramas. La mayoría de personas estaban modificadas de alguna u otra forma tal como la mayoría de población marciana; aunque algo mas extravagante: Pelo arcoíris, piel escamada o fotosintetica, ojos plegables, extremidades extras, entre otras muchas modificaciones de dudosa calidad o legalidad.
—¡Bienvenidos al Aelita, de los mejores antros de toda la caldera! si les ofrecen drogas visuales no las acepten, si de por sí con los hologramas visibles ya es una locura NO quieren ver el como es con alguna clase de droga o con gotas de cloro e6.
—No deberíamos estar aquí, Kirill...
—Estoy de acuerdo Leo...
Los tres policías se terminan sentando en un asiento trasero, observando una película holográfica, técnicamente una recreación en tercera dimensión de El Bueno, El Malo y El Feo recreada a la perfección al punto de que algunos efectos son pseudoreales recreados con nanobots, los mismos nanobots del que se crean los hologramas. Archangel y Leonid observaron a Konstantin, con una mirada confusa la cuál parecían discos rayados reproduciendo siempre los mismos gestos. Hasta que finalmente Konstantin siguió hablando:
—¿Les gusta el club? puede no ser muy legal en algunos conceptos... pero ya no estamos en la comisaría de policía. He estado durante este club desde el saturni de la semana pasada. ¡Por cierto! esta película que estamos vien...
—Muy bien, muy bien K.K con lo que sea que quisieras decir. Pero te hemos estado escuchando hablar seguido durante por lo menos treinta minutos y te tengo derecho a una pregunta. Si tan reciente eres en Olympus Mons, ¿cómo sabes de la existencia de este club? el cuál de hecho, estuvo en reparaciones la semana pasada.
—¿Como sabés éso? -Preguntaba Leonid.
—¿Disculpe? yo puedo estar seguro de que este club, este mismo club donde nos encontramos sentados, ha estado sin reparaciones desde hace dos años, siendo la última el 28 de tula de 492.
—¿En serio? pues vamos a preguntar —Chasqueo los dedos en dirección a una mesera—. Disculpe señorita, mi compañero, Konstantin Korolev el cuál ya debe conocer debido al hecho de que es un casual en el Aelita, da por hecho que no hubo reparaciones en el club desde el 28 de tula de 492, ¿eso es verdad? —Decia Archangel mientras entrenzaba su pelo.
Cuando la mesera intento responder, un frío paso por su columna vertebral y automáticamente eso pasó, se fue sin decir una palabra. Entonces Konstantin Korolev recibió una notificación de su reloj:
—¡Disculpen!, lamento mucho esto, pero lamentablemente tengo que irme a otros lados. Pongan todo lo que pidan a mi cuenta
—Koro... Mierda, ya se fué. ¿Qué opinas de todo esto Kirill?
—Hmm... Señorita, sirva los dos tragos lo más caro que tenga y multiplicalos cada quince minutos hasta servirle a todas las mesas del lugar.
—Oh Kirill, ¡no pense que fueras tan rencoroso! Jajaja.
Siguieron estando en la mesa, bebiendo un poco hasta que cayó la noche y llamaron el AV personal de "Kirill" y se dirigieron hasta la arcologia Olympus. No hablaron en todo el camino.
...
Departamento de Policía Imperial
Primer Punto Langraniano, Marte
14 de Escorpius, 494
La sombra de un pequeño árbol de abedul ocultaba el rostro de Zanoza Elektrónnaia, un abedul de no mas de cinco metros de altura, condecorado con una talladura del escudo imperial. De pigmentación blanca y negra, sin mezclarse, sin unificarse en un gris neutro. A Zanoza le encantaba pensar que era un reflejo de la existencia de solo dos conceptos, la maldad y la bondad. Era simplemente un abedul, abedul el cuál servía de biocomputadora para la estación giratoria y la razón verdadera del porque Zanoza solía estar cerca del árbol, oficialmente.
Iba a irse, fue detenida por el sonido de los pasos de claramente una máquina pero con toques de imitar a un humano, un sintético. Ese sintético era Fyodor Dostoyevski, cambiando tranquilamente en el pasillo entre los humanos, siendo casi completamente indiferenciable de ellos con la excepción de los gestos y la eterna sonrisa. Se puso al lado de Zanoza, tocó un poco de la vegetación del jardín y vio la cara sombreada de la mujer, específicamente sus tres iris violetas.
—Zanoza Elektrónnaia, ¿verdad?
—Si señor, ¿me necesita decir algo?
—No, solamente quería hablar... Obviamente tengo algo que decir, Zanoza. Todos en esta estación, realmente en todo Marte, sabemos sobre que usted se deja... llevar un poco en cuanto a su poder. Apenas sientes un mínimo de estrés y mandas a buscar al hombre mas guapo que tus soldados encuentren, y sí terminas pero sigues insatisfecha, directamente vas a la violencia física. Ya tenemos tres casos de buenos hombres asesinados por usted, no solamente tiene relaciones con ellos y les avisa a sus parejas como abusas de ellos, también los asesinas.
—Si, he hecho todo eso. Pero no puede negar la eficiencia qué ha tenido la policía marciana bajó mi mando, en mis cuarenta y siete años de servicio he arreglado mucho mas problemas del que los registros oficiales tienen escritos. Es innegable esos hechos los cuáles me mantienen en el poder y por una buena razón.
—Exactamente, usted ha sido eficiente. De hecho, tan eficiente que directamente te has acostumbrado a pensar por ti misma e ignorar las órdenes militares o peor aún, virreinales. Tan sólo el año pasado ha pasado por alto quince órdenes de los superiores, ¿se cree reina acaso?. Pues sin duda alguna con usted no cambiaría nada, tendríamos a otra Zarina ninfómana ahogada en los dorados lujos del gobierno, ignorando el hecho de que estamos al borde de la guerra con el Califato y las rebeliones interestelares, en nuestro caso sería ignorando la corrupción y al borde de la guerra con las Ciudades Libres. Y volviendo a su eficiencia, en tan sólo este mes ya han habido trece tiroteos en Olympus Mons de los cuales siete no se controlaron, la criminalidad está por los cielos, Tharsis seguramente tenga espías acá y no me sorprendería que el crimen organizado se formase en Olympia.
—Te estas saliendo del punto Fyodor, si es que tienes alguno y no viniste por el único e importante propósito de hablar sobre mi infame reputación.
—A eso quería llegar, su reputación es tan infame que el propio virrey conoce esa infamia. ¿Quién fue el causante de estar aquí?, el propio virrey, y tiene un ultimátum. Al parecer el sabe sobre un agente de Euménides el cual acabas de unir a la policía de Olympus mons por tus sospechas de pocos fundamentos sobre el oficial Kirill Vostokovich y el suboficial Leonid Trinity, ambos de perfecto historial. En el caso de usted haber hecho otra estupidez típica suya, sera declarada traidora hacia el Virreinato del Olimpo. Su castigo sera la digitalización en un gulag del Cinturón de Asteroides.
Zanoza tenía miedo, eso era claro. La frialdad y tranquilidad dé una máquina iban tan en serio como el hecho de que tarde o temprano iba a ser digitalizada, tal vez mañana, tal vez ese mismo día incluso. No importaba, ya Fyodor se había ido. Solamente quedaban ella y su testigo, un abedul el cuál si tuviera consciencia, la culparía de todo.