—Levántate, Violeta —escuché que alguien me sacudía fuertemente, apenas abrí los ojos, vi a mi madre recogiendo cosas. Lo último que necesito es discutir tan temprano.—¿Qué hora es? —pregunté estirando los brazos.—Acabo de llevar a Sofía a la escuela y tú tienes visita —se veía molesta, algo bastante normal en ella.—¿Quién es?—El hijo del duque Pembrook —contestó ella y me lanzó mi vestido—. No sé qué hiciste para que un hombre como él se fije en ti, pero apresúrate a arreglarte y ve a verlo, no lo eches a perder como siempre, Violeta.Dejó lo que tenía en las manos sobre mi cama y se fue cerrando fuertemente la puerta. Me toqué el cabello, estaba demasiado enredado y mis ojos se sentían hinchados, además me dolía la cabeza. Me levanté y me puse un paño de agua fría en la cabeza. Me coloqué el vestido y me peiné el cabello colocando algunos accesorios. No sabía si maquillarme o no, ya que mi madre suele lanzarme comentarios pasivo-agresivos cuando ando maquillada y cuando no lo hago me critica.Al final opté por maquillarme, no es su opinión la que me importa en este momento. Había cosas mucho más importantes que hacer. Cómo cazar algún soltero que me saque de esta casa. Además ya tengo dieciocho años y me gustaría prepararme para ser madre, cuidando a Sofía acabé pensando en rechazar la maternidad, pero siento que tal vez sea diferente por ser mi hijo.La realidad es que tengo miedo de ser madre, por eso quiero prepararme para la tarea. He vivido toda mi vida con alguien como mi madre, la amo muchísimo, pero yo vi todo el abuso físico y psicológico que lanzó sobre mi hermana mayor y ese mismo abuso lo está lanzando sobre mi. En el futuro, será Sofía su víctima, estoy segura. Por eso quiero separarlas, para que ella no viva lo mismo que yo. Si me caso, quiero llevarme a Sofía, ese es mi mayor requisito.Ya pronta bajé las escaleras con cuidado y me sentía tranquila. Mi madre era bastante falsa, nunca me criticaría en presencia de otras personas. Prefiere hacer esas cosas cuando ellos se van y nos quedamos a solas. Apenas bajé, lo vi, estaba sentado en el sofá tomando un té con mi madre. Le sonreí y él me devolvió la sonrisa, me daba paz su presencia de alguna manera.—Milord —dije cuando me acerqué.—Señorita Hatt —contestó él, mientras me tomaba la mano y me daba un beso.—Ya era hora de que llegaras, Violeta —mi madre se veía aún más molesta que antes de irse de mi habitación—. Los dejaré a solas para que hablen —dicho eso se levantó y se fue—, yo me quedé viéndola hasta que ya no fue visible.—Tu madre parece intensa, de mirada más que nada —comentó él sonriendo levemente.—Si es intensa, más cuando está enojada —comencé a reírme sola y él me acompañó.—Vine porque quiero casarme contigo —dijo de repente poniéndose serio.—¿Conmigo? Pero no nos conocemos aún —me puse bastante nerviosa ante el pedido repentino, no me lo esperaba.—Podemos conocernos cuando nos casemos.—Sí, pero...—Necesito una esposa para dejar contento a mi padre y tú necesitas alejarte de tu intensa madre. ¿No te parece un trato justo? Solo debes ser una buena futura duquesa y tener al menos un hijo que herede el ducado cuando yo muera, y tu vida será siempre lujosa. No necesitas amarme ni nada de eso, si ocurre bien y, sino que no importa, solo necesito una esposa. El amor es algo secundario —me costaba concentrarme en sus palabras, no dejaba de ver sus pestañas largas. Él se veía muy sereno mientras hablaba; una vida sin gritos sonaba agradable.—¿Sin violencia, gritos y control? —él abrió los ojos ante mi pregunta, pero era algo que necesitaba hacer.—Sí, sin nada de eso. Soy un hombre muy tranquilo, no me gustan esas cosas. Mis padres y mis hermanas son agradables, no tendrás ningún tipo de pelea con ellos.—Entiendo, pero...—Puedes pedirme cualquier cosa que desees, cumpliré todos tus caprichos, incluso puedes llevarte a tu hermana.—¿Mi hermana? —mi mente repetía una y otra vez esas palabras.—Puedo convencer a tu madre de que se vaya con nosotros y me encargaré de patrocinar su matrimonio cuando tenga la edad para casarse. No les faltará nada a ninguna de las dos, tienes mi palabra de caballero —esto último me acabó por convencer, por algún motivo confió en su palabra y siento que esto podría ser un nuevo comienzo para nosotras.—Si puedes convencer a mi madre, aceptaré tu propuesta.En ese momento pensé que le costaría bastante trabajo, pero en realidad fue mucho más fácil que eso. Habló con mi madre y la convenció de lo bueno que sería para el futuro de Sofía y de como ella podría disfrutar más de su vida. Ella solo pensaba en la posibilidad de ser suegra de un futuro duque y de como eso afectaría positivamente el futuro matrimonio de Sofía. Por lo que no tuvo problema en aceptar y prometió convencer a mi padre también llegado el momento.—Fue más fácil de lo que pensé —dije yo y él asintió con la cabeza.—¿Vas a aceptar?—¿Tengo opción? Ya le dijiste a mi madre que seré tu esposa, no tengo más opción.—Mañana en la noche ve con tu familia a la mansión a cenar, le pediré tu mano al señor Hatt luego de la cena y podrán conocer a mis padres. Te quedarás con tu familia en la mansión de mi padre hasta la boda, luego de que nos casemos iremos a mi mansión.—¿Vives separado de tus padres? Pensé que eras el heredero —estaba confundida, siempre pensé que el heredero seguía viviendo en la mansión de su familia, solo por el hecho ser el sucesor.—Mi padre me dejó la mansión del campo para vivir con mi futura esposa, me gusta ese lugar más que la ciudad y estaremos muy tranquilos ahí. Aunque si no te gusta, puedo arreglar con mi padre y...—No, está bien, me gusta mucho el campo —le interrumpí yo, me gustaba más la idea de no estar rodeada de su familia. Estar sola la mayor parte del tiempo me resulta muy agradable.—¿Entonces nos vemos mañana? —preguntó él besando mi mano.—Nos vemos mañana.