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Chapter 3 - Paso 3 - Portales

 

Ensarté la lanza con fuerza mientras gritaba con rabia.

Los slimes son enemigos fáciles de derrotar, y apenas suponen peligro. Si tuviese que encontrarles una pega, es que mi lanza de madera apenas es capaz de resistir el ácido de su cuerpo, y al cabo de un par de golpes siempre termina por romperse.

– ¡Ding!

[Enemigo derrotado]

[Recompensa: 10 exp]

 [¡Enhorabuena! ¡Has subido al nivel 5!]

[Profesión obtenida: Aventurero novato (Resistencia+1) (Maná+1)]

 

¡Por fin! Había estado toda la tarde persiguiendo pequeños grupos de slimes por todo el bosque. Subir al nivel tres fue relativamente sencillo, pero a partir del nivel cuatro la experiencia parecía no ser suficiente.

Miré los mensajes esperando encontrar una recompensa emocionante como el inventario, pero no hubo suerte. El título sin embargo parecía darme una recompensa útil, algo que llevaba esperando escuchar desde que llegue a este mundo.

Maná, la energía de la magia y la llave para desatar todo tipo de poderes sobrenaturales, el mayor catalizador del cambio en cualquier universo de fantasía.

– Abrir status

No pasó nada.

– Ver Status. Abrir menú. Abrir perfil.

La pantalla seguía sin aparecer.

¿Cómo demonios puedo ver mis características?

Me senté sobre una piedra lisa y cerré los ojos, intentando encontrar algún tipo de energía mística dentro de mi cuerpo. Cualquier cambio, por pequeño que fuese, podría ser una pista para descubrir cómo funciona la magia de este mundo.

Al cabo de unos minutos empezó a dormírseme una pierna.

Definitivamente la persona que hizo este sistema no tenía ningún tipo de compasión por el usuario.

Suspiré con fuerza y me puse de pie.

– Abrir mapa

Ante mi apareció un mapa de la zona.

Al parecer el mapa al nivel 5 tiene mejor calidad de imagen y muestra puntos importantes, como la última zona donde derrotaste a un enemigo o los sitios donde has encontrado fruta comestible a través de pequeños iconos. Objetivamente hablando no eran una gran diferencia con respecto al mapa previo, pero poco a poco el mapa iba ganando funciones lo que claramente significaba que esa habilidad seguiría mejorando.

Me encontraba a unos pocos kilómetros del sitio donde desperté.

Un icono señalaba la cama, por lo que seguir la distancia a simple vista era relativamente fácil.

Estaba a unos metros del río en dirección al sur. Otra de las mejoras del mapa, y quizás la única útil, es que al llegar al nivel tres el dibujo de una rosa de los vientos había aparecido en una esquina del mapa, indicando siempre la dirección del sur y del norte.

Comenzaba a hacerse de noche, y necesitaba un lugar donde dormir. Seguía estando cerca del río y en la zona había varios árboles que podrían servirme para descansar.

La idea de volver a conciliar el sueño en un árbol no parecía la más atractiva. La última noche caí rendido por el cansancio, pero hoy me sentía mucho más ligero y con más energía.

Trepé al árbol más grueso y busque un sitio más o menos cómodo entre sus ramas. Definitivamente tenía que comprar una tienda de campaña y un saco de dormir para la próxima noche, pero no estaba seguro de que mi pobre bolsillo pudiese afrontar ese gasto. A fin de cuentas, solo gano el salario mínimo y no tengo a nadie a quien pedirle el dinero.

Suspiré con fuerza y cerré los ojos.

No tenía ninguna gana de despertarme para ir a trabajar. Me encantaría poder quedarme en este bosque viviendo aventuras, aunque es cierto que aún necesitaba algunas cosas de mi mundo como un kit de acampada o provisiones hasta que encuentre una ciudad en este sitio. No obstante, la idea de no tener que trabajar se me hacía cada vez más atractiva. Al final ¿Qué tiene de bueno nuestro mundo? La mayor parte de nuestra vida va a perderse trabajando, y con lo poco que nos queda apenas podremos disfrutar porque el dinero no es suficiente. Tendría que estar loco para preferir esa vida.

 

***************

 

– ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP! ¡BEEP!

Giré la cabeza hacia el reloj que marcaba las ocho en punto.

Aún tenía tiempo para remolonear en la cama, pero me sentía demasiado despierto para eso.

Repasé mentalmente todo lo que había pasado la noche anterior.

No era un sueño, no estaba loco, y realmente estaba yendo a otro mundo todas las noches. Todo lo que sucedía en ese lugar era real.

Me levanté de la cama y fui al baño. Al mirarme en el espejo vi que la ropa con la que me había acostado tenía manchas de tierra. El día anterior no había visto este detalle.

¿Acaso lo que pasa en aquel mundo se refleja en este?

Tenía que hacer pruebas. Si las heridas en aquel sitio también aparecerían aquí, tendría que tener mucho más cuidado. Aunque no me había parado a pensar ello, ¿Significa que si muero en aquel sitio moriré definitivamente? ¿Acaso voy a aparecer en mi cama devorado por un conejo gigante?

Mojé el rostro con agua fría intentando despejarme.

Será mejor ir con cuidado y no comprobarlo.

 

 

*****************

 

 

Al llegar a la oficina fui directo a la máquina de café. El mal sabor de aquel brebaje me ayudaba a mantenerme en pie.

Al entrar en la sala de empleados un par de compañeros charlaban sentados en una mesa, y Erin estaba cogiendo un café de la máquina

– Buenos días

Erin se giró y se quedó mirando unos segundos encima de mi cabeza antes de mirarme fijamente a los ojos.

– Buenos días

Su tono de voz sonaba especialmente animado. Quizás estuviese de buen humor. Seguía mirándome fijamente a los ojos sin decir ni una palabra.

¿Acaso tenía algo en la cara? Su mirada empezaba a ponerme muy nervioso.

Me apresuré a coger un café y me quedé mirando como se llenaba el vaso. Aún podía notar la mirada de Erin fija en mí, como si estuviese leyendo todos mis pensamientos.

– Erin, nosotros nos vamos ya a nuestros puestos.

El resto de las personas se habían levantado para irse.

– Ahora mismo voy, quiero terminarme el café primero.

– No estoy muy seguro de que puedas llamar a eso café…

Escuché como se reían antes de salir por la puerta. Erin se sentó y yo recogí mi taza.

Genial, ahora estábamos a solas.

Vi como daba un sorbo a su vaso antes de volver a mirarme fijamente.

– Veo que has subido bastante de nivel.

Me quedé quieto, como un ciervo a punto de ser atropellado por un coche. Un escalofrío recorrió mi espalda.

– Además ahora eres un aventurero.

– ¿Qué?

Solo supe decir eso.

¿Por qué Erin era capaz de ver mi nivel si yo ni tan siquiera conseguía que el sistema funcionase? ¿Acaso ella había estado allí?

Una tierna sonrisa apareció en su rostro, como si estuviese contemplado a un niño que acaba de hacer una estupidez. Era la primera vez que veía una expresión tan dulce en su cara.

– Veo que aún no has descubierto mucho. Supongo que tendrás más preguntas que esa, ¿no?

Asentí. No podía creerme que la chica distraída de la oficina fuese la única capaz de resolver este misterio. Quería hacerle mil preguntas, que me explicase cómo hacer que funcione este maldito sistema, dónde estaba ese sitio, cómo encontrar una ciudad… Cómo ir allí fuera de mis sueños.

– Por desgracia, ambos tenemos que irnos a trabajar ¿Te apetece que charlemos al terminar nuestro turno?

Volví a asentir con fuerza.

Me sentía completamente paralizado por la emoción. Por fin iba a tener respuestas, por fin iba a saber qué demonios estaba pasando.

– ¡Genial! Nos vemos aquí al terminar el trabajo.

La vi dirigirse a la puerta. Sus ojos brillaban con una alegría extraña. Nunca antes había intercambiado más de un par palabras con ella y mucho menos la había visto tan animada. Siempre parecía ausente, perdida en sus propios pensamientos, como si pudiese ver algo que los demás no...

Quizás esa era la respuesta, ella puede ver algo. ¿Quizás es capaz de ver el sistema incluso en este mundo?

– ¿De verdad puedes verlo? ¿Puedes ver los cuadros azules del sistema?

Se giró hacia mí, aún con la mano en el pomo de la puerta, y una sonrisa le salió de oreja a oreja. Parecía que deseaba escuchar esa pregunta.

– Si.

Solamente dijo una palabra, pero pude notar la emoción contenida en su voz. 

¿Qué demonios acababa de pasar?

Me fijé en el reloj encima de la puerta. Era la hora de irme a trabajar.

Las próximas ocho horas y media iban a ser el peor tipo de tortura. Por fin tenía las respuestas al alcance de mi mano, y tenía que esperar toda una jornada laboral para escucharlas.

 

*****************

 

El turno fue como recibir una paliza. Desde el primer cliente libré una batalla constante. Enfados por no comprender una factura, gritos por un trabajo mal hecho – el cual no era mi culpa –, insultos y amenazas con llamar a mi jefe.

Como si ese inútil fuese a hacer algo.

Ocho horas luchando contra una manada de aquellos conejos enormes hubiesen sido más agradables.

Me levanté de mi sitio y fui a la sala de empleados.

En mi descanso estuve pensando qué le preguntaría a Erin. En primer lugar necesito saber cómo funciona el sistema, es lo más importante ahora mismo ya que esta noche volveré a despertarme allí.

Además, necesito saber cómo llegar a una ciudad lo antes posible para protegerme de los monstruos del bosque. Estos dos días tuve suerte, pero no sé si hay algún depredador más grande y peligroso acechando.

Al entrar vi a Erin sentada sobre la mesa, balanceando las piernas como una niña pequeña. Estaba sola en la sala de empleados, quizás esperándome desde hace un rato.

Nada más escuchar la puerta, se giró hacia mí aún con el mismo brillo de emoción en los ojos.

– Tengo un montón de preguntas que hacerte. Necesito que me lo cuentes todo ¿Cómo es el reino de las Erinias? Mi madre me llamó Erin porque dice que el reino de las ninfas es el más hermoso ¿Lo has visto?

Se quedó mirándome atentamente mientras yo trataba de procesar todas sus preguntas.

– ¿Pero no has estado allí?

Se quedó callada unos momentos y un reflejo de tristeza apareció en su rostro, rompiendo la alegría con la que había hecho todas sus preguntas.

La puerta volvió a abrirse y el resto de la plantilla comenzó a entrar mientras hablaban de su jornada.

– ¿Te parece que hablemos en otro sitio?

En un instante había recompuesto su expresión, y volvía a ser la misma Erin de siempre.

– Claro

No supe qué más decirle.

Salimos del edificio charlando de cosas sin importancia. Erin dijo que conocía un pequeño restaurante cerca de su casa al que podíamos ir a comer algo mientras charlábamos, y yo acepté.

 

Ella parecía nerviosa, pero poco a poco comenzó a charlar más animadamente de su turno, llegando incluso a criticar a un par de clientes. No pude contener la risa con alguna que otra anécdota ya que contra todo pronóstico era una chica extremadamente carismática. Tenía una gracia natural y era muy expresiva, lo cual hacía que muchas de las locuras de los clientes en lugar de molestarme me pareciesen divertidas.

Después de un par de paradas de tren llegamos al barrio de Erin. Vivía sorprendentemente cerca de mi casa, aunque nunca la había visto en el tren ni por el barrio. En unos minutos llegamos al local del que me habló. Era un sitio pequeño, de apariencia humilde, pero el interior tenía un aire acogedor que invitaba a quedarse.

Pedimos unas patatas, una hamburguesa cada uno y un par de refrescos.

Después de pedir la comida, Erin se puso seria de golpe. Se aclaró la voz y me miró fijamente.

– Sobre tu pregunta de antes… La verdad es que nunca he ido.

Su confesión me dejó paralizado unos segundos.

– Pero me dijiste que puedes ver los paneles…

– Y puedo verlos. Mira. Mostrar características.

[Erin]

[Nivel 1] [Título(s): No obtenido]

[Profesión: Ninguna]

Características:

Fuerza: 15 Agilidad: 16 

Resistencia: 16 Maná: 35

 

Una pantalla azul apareció delante de mí. En ella aparecía el nombre de Erin, seguido de un montón de números que reflejaban sus características, como fuerza o agilidad. En particular su puntuación de maná era exageradamente alta.

Los ojos se me abrieron como platos. Miré a Erin a través de la pantalla lleno de emoción.

– ¿Cómo narices acabas de hacer eso? ¿Cómo puedo hacerlo yo?

Miré a mi alrededor, y vi que el camarero estaba distraído limpiando un vaso, ignorando completamente la pantalla azul flotante que acababa de aparecer en su local.

– ¿Acaso él no puede verlo?

Erin asintió dejando escapar una risa alegre.

– Al parecer solo yo puedo verlo, aunque ahora también estás tú.

Las preguntas empezaron a venirme a borbotones.

– ¿Y cómo sabes todo esto? ¿Puedes enseñarme a hacerlo en este mundo?

Erin se llevó una mano a la barbilla en un ademán pensativo.

– Si te soy sincera… no tengo ni idea. No sé si es posible enseñar a alguien. Al ver que habías subido de nivel y que tenías el título de aventuro, asumí que tú podrías ayudarme a llegar a Esirya y que tendrías más idea que yo sobre este asunto. Pensé que habías venido desde allí.

Su respuesta me cayó como un jarro de agua fría.

– ¿Por qué vendría de un mundo de fantasía a trabajar en una oficina de mala muerte?

Soné más enfadado de lo que pretendía, pero ella empezó a reírse al instante.

– Pues ahí tienes razón

Siguió riéndose un rato y acabó por contagiarme su risa.

Nos trajeron la comida, y comenzamos a comer mientras yo le explicaba lo que había pasado hace dos noches.

Empecé por relatar cómo había despertado en pijama en medio de una enorme pradera verde con nada más que unos zapatos. Mientras iba relatándole mis aventuras, sus ojos me miraban fijamente. Hizo muecas de sorpresa y emoción al relatarle cómo derroté a aquel conejo enorme, asintió con energía cuando le relaté mi plan para subir niveles cazando slimes, y me dio la razón cuando le hablé de mis planes para comprar un kit de acampada como siguiente paso.

– ¿Y solo has estado en Esirya dos días?

Era la segunda vez que mencionaba ese nombre y no pude evitar fruncir el ceño. ¿Acaso se llama así aquel bosque?

– Esirya es el nombre de aquel mundo.

Su respuesta leyó completamente mis pensamientos.

– Si, la primera vez que desperté allí fue hace dos días. Lo único que sé sobre aquél lugar es lo que te he contado.

Erin se quedó pensativa durante unos instantes.

– La verdad es que yo no tengo recuerdos de haber estado nunca. Mi madre dice que sí, pero cuando tan solo era un bebé.

– ¿Tus padres son de Esirya?

– Mi madre sí, mi padre no. Al parecer mi madre vino a este mundo por algún motivo y es donde conoció a mi padre.

– ¿Y él sabe algo de todo esto?

El rostro de Erin volvió a oscurecerse por unos momentos.

– No lo sé, él murió cuando yo era niña. Crecí con mi abuela, y ella no puede ver el sistema ni sabe nada de esto.

Entendí al instante que este tema era demasiado personal como para seguir indagando y tenía que reconducir la conversación hacia otra parte inmediatamente.

– Entonces ¿Tú cómo descubriste todo esto?

Su rostro volvió a iluminarse con emoción.

– Cartas. Mi madre me enviaba cartas. No tengo muy claro como llegaban hasta mí, porque siempre aparecían en mi mesilla de noche por las mañanas, pero en ellas me contaba cosas sobre Esirya. Me habló de enormes reinos, me explicó el origen de mi nombre y también el por qué soy capaz de ver el nivel de las personas. ¿Sabías que en la tierra todo el mundo tiene nivel 0? ¡Incluso los animales!

¿Puede ver los niveles de las personas? ¿Cómo? ¿Podrá usar también un inventario?

– ¿Y puedes usar el inventario o el mapa aquí en la tierra?

– Al parecer el sistema aquí tiene bastantes limitaciones. Según las cartas de mi madre, el maná de la tierra es muy escaso, y el sistema funciona utilizando el maná de tu cuerpo para compensar, por lo que si te quedas sin él no puedes usarlo.

Me quedé pensativo unos instantes. Así que el sistema funciona con maná. Quizás por eso no había sido capaz de utilizarlo hasta ahora.

– Mostrar características.

Delante de mí apareció un panel mostrando mi información.

[Ren]

[Nivel 5] [Título(s): Cazador Novato, El viajero entre los mundos.]

[Profesión: Aventurero novato]

Características:

Fuerza: 20+1 Agilidad: 18+1 

 Resistencia: 17+1 Maná: 4+1

 

– Wooow, tu nivel de maná es realmente bajo ¿Será ese el motivo por el que no puedes ver los niveles de los demás?

Sus palabras hirieron levemente mi orgullo. ¿Por qué mis estadísticas eran tan cercanas a las suyas aun habiendo subido varios niveles? ¿Acaso Erin sería un prodigio en aquel mundo?

– Lo que pasa es que el tuyo es exageradamente alto, seguro que la gente normal tiene mucho menos.

Mi respuesta sonó completamente absurda, sin embargo ella parecía convencida.

– ¿Y cómo hiciste para aparecer allí? ¿Hay un comando?

Sus ojos verdosos parecían echar chispas esperando una respuesta afirmativa.

– No lo sé, sencillamente me desperté allí. ¿No podrías preguntarle a tu madre?

Erin torció el gesto.

– La verdad es que no. No tengo forma de responderle a sus cartas, ni tan siquiera sé cómo aparecen en mi cuarto. Pensé que quizás tú serías la clave para poder ir a Esirya…

Al instante comprendí sus intenciones al contarme todo esto. Erin solo quiere ir al otro mundo a conocer a su madre, y yo soy la clave para ello.

Lo medité unos instantes antes de volver a la carga

– ¿Y puede ser que haya un comando? Ya sabes, como el mapa o el inventario... algo así como "abrir portal".

– Ya lo he intentado. Dije todas las combinaciones posibles, pero nunca he sido capaz. Quizás hace falta un objeto, o quizás haya un sitio donde pueden invocarte, pero el único que puede descubrirlo eres tú.

Me quedé pensativo. Por ahora no había sido capaz de salir del bosque, pero no podía faltar mucho para ello. Quizás en una ciudad sepan como viajar entre los dos planetas, o quizás pueda encontrar alguna pista para descubrir el secreto.

La conversación empezó a decaer en este punto. Ninguno teníamos muchas más respuestas que ofrecerle al otro, y no había tanta confianza como para indagar en sus cuestiones familiares. Poco a poco comenzamos a hablar de otros temas mientras terminábamos la comida, principalmente del trabajo. Al terminar, acordamos que mañana le contaría mis avances y que ella repasaría las cartas de su madre en busca de alguna pista que pudiese ser útil.

Aunque la conversación no había salido como esperaba, al menos había descubierto una nueva función del sistema, y con la ayuda de Erin probablemente pueda encontrar más.

Al llegar a casa, me puse nuevamente la ropa deportiva y preparé un macuto cargado de provisiones.

Esta noche pensaba ir de caza.