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La habitación había sido mantenida exactamente igual al día en que ella dejó la villa.
El interior familiar parecía burlarse de la lucha interna que estaba enfrentando.
Qiao Lian observó bien su entorno y se sentó calmadamente en el sofá.
Eran alrededor de las 3 de la tarde cuando escuchó el sonido de un coche subiendo por el camino de entrada.
Qiao Lian se levantó y rápidamente se dirigió escaleras abajo. Se quedó esperando en el recibidor, mientras cada músculo de su cuerpo se tensaba. Shen Liangchuan y Qiao Yi entraron.
Dado que había volado ayer y luego había vuelto hoy, Shen Liangchuan estaba exhausto. Pero su cansancio desapareció rápidamente en el momento en que puso sus ojos en Qiao Lian.
Ella estaba sonriendo como una esposa amorosa a la espera del regreso de su esposo. Sus ojos ya brillaban con anticipación incluso antes de que él entrara.
