—¿Cómo podía retractarse en este punto, después de que la compañía había hecho todos los arreglos? —sus ojos se agrandaron—. ¿Qué ocurrió? Sr. Fan, usted me lo prometió. ¿Cómo puede retractarse de sus palabras? ¡Hemos firmado un acuerdo!
Fan Jie se sintió extremadamente avergonzado.
—Cuñada, escúchame... no es que quiera faltar a mi palabra. Es que... Creo que deberías preguntarle al Hermano Shen sobre esto. ¡Aceptaré la entrevista en cualquier momento, siempre y cuando el Hermano Shen dé la luz verde! —¿Shen Liangchuan?
Qiao Lian ensanchó sus ojos de inmediato.
Ella había tenido la sospecha de que él no se iba a quedar con los brazos cruzados, pero lo que no había esperado era que él fuera a llegar a tal extremo para acorralarla.
Entonces… ¿era esta su manera de forzarla a volver con él, a someterse a él?
Qiao Lian estaba angustiada.
—Está bien, entiendo —respondió fríamente—. Colgó el teléfono, sintiéndose enojada y frustrada.
