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Qiao Lian abrió sus ojos shockeada y miró con incredulidad la escena ante ella.
Era un extenso lote de tierra sin cultivar y en la distancia, vio filas de lápidas.
Esto... era un cementerio.
Ella quería ver a Zi Chuan, pero el capitán la había traído al cementerio.
Un horrible presentimiento de repente le vino y rápidamente, se esparció por cada célula de su cuerpo.
Se volvió para mirar al capitán, había un miedo inconfundible escrito en toda su cara.
Entonces el capitán asintió. —Tus ojos no te engañan. Zi Chuan está muerto.
—Qiao Lian se paró frente a la lápida blanca, mirándola sin decir palabra.
Había una foto en la lápida.
Pero el tiempo había dejado su huella en la foto, había perdido su definición. De hecho, estaba borrosa.
Aún así, se podía distinguir que la persona había tenido rasgos atractivos.
Aunque no era tan exquisitamente guapo como Shen Liangchuan, no obstante era un hombre apuesto.
En la lápida estaba escrito: La tumba de Zhou Song.