—Suficiente, suficiente... —Después de haber respondido eso subconscientemente, sintió ganas de darse una buena bofetada.
Se apresuró a bajar la cabeza y tartamudeó, —C- conduce.
—Oh. —Shen Liangchuan arrancó el coche y finalmente empezaron a moverse.
Hace un momento, Su Meimei no podía creer que Qiao Lian tuviera un novio rico y por eso estaba muy alterada. Corrió hacia el coche y llegó antes que Qiao Lian.
Para cuando llegaron sus colegas, el coche de Qiao Lian ya se había ido.
Alguien miró a Su Meimei y preguntó, —¿Quién es el novio de Qiao Lian? ¿Es un anciano?
¡Cómo iba a ser un anciano!
Una vez más alguien intentó adular a Liu Zhixing y preguntó, —¿Es más guapo que nuestro editor gerente?
Su Meimei realmente no tenía ganas de hablar.
¡Shen Liangchuan!
Su existencia era como la de un dios.
No hablando de otros, hasta ella amaba a Shen Liangchuan, le gustaba tanto tanto que no podía describirse.