Abatida, Qiao Lian caminaba sola por las calles.
No sabía adónde ir, así que encontró un jardín al azar y se sentó en un largo banco.
No parecía encajar con el ajetreo de su entorno.
El jardín estaba muy animado y lleno de gente.
Todos tenían diferentes expresiones en sus rostros. Alguien, cuya vida parecía no haber salido como planeaba, pasó junto a ella sollozando.
Qiao Lian también quería llorar.
Sin embargo, desde hace ocho años, ya había entendido que llorar no servía de nada.
Se sentía extremadamente sofocada, como si su corazón estuviera relleno de algodón hasta el tope.
El error en el trabajo claramente no había sido su culpa. Incluso podría haber presentado pruebas de ello. ¿Por qué tenía que soportar las consecuencias?
Cuanto más lo pensaba, más injusta se sentía. No podía suprimir esa sensación de derrota, incluso después de respirar hondo.
Acababa de dar su primer paso después de luchar durante ocho dolorosos años. ¿Por qué tenía que ser tan duro para ella?
