Mientras una sorprendida Qiao Lian observaba a Shen Liangchuan sonreír, la puerta de la sala de hospital se abrió.
Xia Yehua entró con Song Yuanxi a remolque.
Song Yuanxi se mordió el labio y también entró. Sus ojos estaban rojos y en cuanto entró, no pudo evitar romper a llorar. —Cuñada, lo siento... es toda mi culpa. No sabía que él era ese tipo de persona.
Qiao Lian levantó la cabeza al escuchar esto.
Xia Yehua rápidamente añadió, —Está bien, es nuestra buena suerte que esta vez no pasó nada malo. Sin embargo, este incidente también nos ha enseñado que las personas que conocemos en línea a veces no son quienes dicen ser, por eso debemos estar extraordinariamente alertas cuando navegamos por Internet. ¡No vuelvas a hacer algo así nunca más!
Song Yuanxi asintió y luego caminó hacia un lado. Mientras bajaba la cabeza en silencio, las lágrimas seguían rodando por su rostro.
Qiao Lian la miró.
