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Antes de que Gu Yunqing y los miembros del consejo estudiantil llegaran al dormitorio de Xue Xi, ya estaban rodeados. Todos la señalaban con el dedo, pero cuando vieron a los estudiantes detrás de ella, no se atrevieron a hablar.
Gu Yunqing había sido hipócrita desde que era joven. Siempre estaba por encima de los demás y pretendía ser débil e inocente. Le gustaba ser alabada por ser amable y admirada por los demás. Le gustaba encontrar razones para todo lo que hacía y hacerse ver como si estuviera haciendo las cosas por una razón.
Sin embargo, en este momento, cuando realmente tenía la capacidad y contaba con el respaldo del departamento especial, se dio cuenta de que era muy satisfactorio ser tan dominante e irracional.
Esta era la tentación del poder.
Al ver que la presidenta del consejo estudiantil, que generalmente era altiva y a quien ella había intentado complacer, solo podía seguir obedientemente detrás de ella, Gu Yunqing levantó aún más la barbilla.
