No podía culpar al rey al irse tan pronto, habia surgido una situación que parecía ser complicada y su presencia era crucial para resolver el asunto, sin embargo, conforme pasaron los días y al no tener ninguna novedad comencé a preguntarme sobre qué tan grave debía ser ya que en el diario no mencionaba ninguna noticia, aparentemente la gestión se estaba llevando a cabo bajo la mayor discreción, pero la incertidumbre me inquietaba.
—Dicen que en el noroeste del país, un grupo extremista se ha levantado en armas causando terror entre los habitantes de un poblado llamado Norland—anuncio lady Millan en un tono preocupado. Me sorprendió saber que ella también sabia algo al respecto—escuche que la situación que se vive en ese lugar es por causa de la corrupción.
—Lady Florence. ¿Esa población no queda muy cerca de donde reside su familia?—cuestiono Lady Cailón algo alarmada por la situación.
—Si, a tan solo una hora. El año pasado hubo una revuelta en ese lugar, mi padre tuvo que llevar algunos guardias fronterizos para tomar el control de la situación, pero el gobernante de la región los expulso argumentando que mi padre no tenía jurisdicción en esa zona.
—¿Cómo es posible que el rey ha permitido tal situación?
—Durante la cena escuche que un caballero hablaba sobre el asunto con el rey, por lo que alcance a oír, ese es el motivo por el que se marchó tan pronto—intervino Lady Florence, ella parecía estar muy interesada en el tema, quizás porque su hogar estaba muy cerca de esa zona—el grupo extremista cerro los límites de Norland y creo que han asesinado a los cabecillas que regían ahí, acusan al rey como un tirano opresor que no volteo a verlos cuando más los necesitaban.
—¿Entonces el grupo extremista está conformado por los habitantes de Norland?—me atreví a preguntar. Me sentí un poco ajena a la conversación, quizás porque no había tenido la intención de informarme de lo que ocurría en la nación que pronto iba a gobernar.
—Si, Alteza.
—¿Y que se ha hecho para remediarlo?
—Antes de venir aquí, en los diarios mencionaban que el rey había desplegado un regimiento militar hacia la región, pero el movimiento ofendió a algunos funcionarios del parlamento, por lo que tuvo que tuvo que dimitir la orden.
—¿Acaso estuvo mal?
—No, alteza, de hecho, todo lo contrario.
—¿Entonces cuál es el problema?
Las tres se miraron entre sí, pareció que la única que ignoraba el estado del reino era yo, incluso la gobernanta parecía saber algo, ella permaneció en silencio absoluto, solo observando a las demás damas que me preparaban para ir a dormir.
—En el parlamento hay muchos opositores al rey—dijo Lady Cailón mientras amarraba una cinta azul a mi cabello para que este no se enredara mientras dormía—según la ley, el único con el poder de movilizar las fuerzas armadas es él y ese es el disgusto del parlamento, muchos de estos opositores andan detrás de la reina madre y es ella quien habla por ellos ante su majestad, pero los opositores han provocado disputas entre el rey y la reina.
—Se debaten entre lo que es correcto y lo que desea el parlamento— deduje en voz alta.
Se miraron nuevamente como si lo que acabara de decir estuviera mal, pero no porque me equivocara sino porque estábamos hablando del rey y la reina. A mi parecer ella era un obstáculo para el bienestar del reino.
—¿Por qué ocurre esto?
Pero nadie contesto mi pregunta, solo compartían miradas silenciosas con las que parecían comunicarse y fue entonces que Lady Millan se aclaró la garganta y dejo lo que estaba haciendo.
—Ambos hacen lo correcto—afirmó.
Fruncí el ceño ante la extraña respuesta de mi joven doncella y comprendí que ese era el fin de aquel tema, se esforzaron en sonreír mientras hablaban de mi anillo, prueba de mi compromiso, también comentaron de los detalles que habían observado durante la cena, como la falta de música para animar el ambiente, pero todo ese esfuerzo para cambiar de tema despertó en mi más curiosidad en tratar de entender porque entre el rey y su madre existían estas contrariedades.
A los pocos dias arribo un mandato de la casa real, el cual especificaba una serie de instrucciones para concertar la correspondencia que se daría a conocer al público entre mi prometido y yo. Mi sorpresa fue enorme al saber que esto se llevaría a cabo por medio de redactores que contribuirían a construir una mentira de amor bien elaborada, según, esto era para conquistar al reino y que las personas lograran identificarse con su futura reina, para que la aceptación fuese inmediata al momento de ser coronada.
Aunque la noticia me decepciono un poco, en realidad yo no tenía nada que decirle al rey, al menos nada que saliera del corazón y seguramente él estaba demasiado ocupado para atender una pequeñez como esa y ya que se emplearían escribas, seguro ese era su pensamiento.
Se me pidió que enviara cada tercer día, tres frases que ayudaran a los redactores a construir cartas de amor, las primeras que envié fueron:
"Florecimiento, Flechazo y Fe"
No había nada en especial que quisiera decir con eso, pero mi sorpresa fue enorme al leer la primera carta que se hizo pública y que cualquiera podía leer por unos cuantos centavos. Mencionaba algo sobre el amor a primera vista el cual había sido como un flechazo al alma y de la fe en el porvenir, además del florecimiento de la primavera, la cual sería la primera de muchas estaciones juntos.
Tres días más tarde, esa carta fue respondida, supuestamente, por mi prometido. Mis doncellas al conocer la verdad no se dejaron engañar por las falsas palabras que publicaba el diario, promesas de amor y devoción que según él me enviaba y aunque lo hubiera hecho no hubiera creído en sus palabras.
Fueron dos semanas en las que, sin falta, recibimos el diario para leer la farsa con la cual, dos redactores entretenían al reino, no obstante, comencé a sospechar que no solo era para que lograra agradarle al reino, sino para distraer a la gente de los acontecimientos que sucedían en Norland y mantenían al rey ocupado porque en ninguna sección de los diarios que llegaban a caer en mis manos encontré algo relacionado al tema.
Mientras más lo pensaba, comencé a intuir que nuestra boda era una estrategia que podía darle tiempo para mover sus piezas y así resolver los problemas del reino sin que nadie sospechara que un grupo extremista conspiraba contra el rey y que un levantamiento de armas amenazaba con acabar con la paz. Tal y como lo había dicho Jane, yo era manipulable y no había dudado en ser la distracción de su reino porque tontamente había aceptado serlo. Había caído en sus manos para ser una pieza más en su tablero para evitar que él fuera destituido de su cargo. Sin duda alguna, él era un hombre perverso, estratégico e innegablemente un hombre digno de gobernar.
—Este diario declara que el reino entero no puede aguardar a que llegue el día de la boda real—anuncio mi madre sin apartar la vista de diario—todas esas cartas han rendido sus frutos.
—¿Lo crees así madre? — me atreví a pronunciar sin ocultar cuan abatida me sentía
—¿Qué ocurre Helena? ¿No pareces estar de buen humor hoy?
—He estado pensando mucho en mi futura posición como reina y llegue a la conclusión de que seré fríamente manipulada por el rey. Por lo que alcanzo a comprender al leer los diarios, creo que hay una clara advertencia de que algo grave está pasando. Quisiera saber que es lo que ocurre realmente.
Agachó la mirada y dejo escapar un suspiro solo para volver a mirarme de nuevo. Tomo mis manos entre las suyas y se acercó sutilmente hacia mí.
—Hija, ya no lo pienses, mientras más lo hagas descubrirás cosas que no querrás saber, una mujer no debe inmiscuirse en cosas de hombres y mucho menos en asuntos de su esposo o en este caso tu futuro esposo.
—¿Eso es lo que crees? —le cuestione con incredulidad.
—No se trata de lo que yo crea, así es la vida. Una mujer, incluso la reina, no será digna de ser escuchada en ninguna corte que este compuesta por hombres, ellos solo la necesitan para ablandar el corazón del rey, como tú dices para manipularla y ser su portavoz para ser escuchados.
—¿Solo seré una intermediaria?
Mi madre asintió como respuesta. No logre comprender porque ocurría algo tan absurdo como eso o incluso por qué el reino entero festejaba la llegada de una nueva reina, cuando mi único trabajo parecía ser lo mismo que hacen los mensajeros a excepción de una única cosa, sonreír y verse bien.
—¿Por qué?—me queje, aunque mi madre no parecía ser la persona indicada para expresarle mis inconformidades.
—Porque las cosas siempre han sido así, ni siquiera el rey hoy en día podría cambiar la realidad de la mujer porque realmente no es un asunto que les convenga a los hombres.
—Entonces no veo el motivo por el cual deba existir el título de reina cuando ni siquiera escuchan sus opiniones.
—No lo veas de esa manera. Mira a la reina madre, por ejemplo, ella lo logro, mantuvo el reino estable y fue escuchada por muchos, pero eso le costó su propia felicidad y ahora es una mujer amargada y yo no quiero eso para ti—dijo, quizás para alentarme y persuadirme—debes saber una reina tiene otras responsabilidades además de estar en medio de discusiones.
—Parece difícil de creer.
—¿Por qué no lo piensas de esta manera? —insistió—tu eres lo que el rey necesita, no el reino, por eso te eligió. Tiene inseguridades, como cualquier otra persona, pero las enfrenta y cumple con sus responsabilidades con valor y dignidad, es un rey respetado y temido, pero también está solo. Imagínate como seria gobernar el mundo sin nadie que te comprenda, sin nadie que esté a tu lado y sea tu pilar en la vida.
—Un hombre como él no parece ser capaz de amar a nadie que no sea su propio reino y yo no tengo ningún motivo para sentir nada por él.
—¿Y crees que eso nunca va a cambiar? —me tomo de la mano—sé que no soy la madre que te gustaría tener y que pocas veces te demuestro lo que siento, pero te conozco desde que naciste, sé que eres compasiva, generosa, alegre y risueña, estoy segura que él te amara por esas cualidades. ¿Sabes por qué?
Negue con la cabeza.
—Porque eres lo que él no es.
La filosofía de mi madre era absurda, de hecho, no quería creer en ella. Si bien era cierto que los sentimientos cambian, era imposible para mi enamorarme de una persona que solo buscaba manipularme, mi madre era consciente de ello solo que deseaba ignorarlo y quería que yo también lo hiciera, que pensara en otra cosa, como el amor, pero yo no quería ni debía ignorar mis sospechas, porque no quería ser una reina sumisa.
Repentinamente llamaron a la puerta, un hecho que me salvo de seguir hablando del mismo tema. Cuando mi madre le permitió el paso al salón de té, una joven sirvienta entro con una bandeja de plata en las manos, sobre ella se hallaba un sobre de apariencia común.
—Para su alteza—dijo colocando la bandeja frente a mí.
—¿Quién te la envía? ¿Su majestad?
Observe el sobre, tenía el sello del escudo de la familia real, era un mandato, no tenía muchas ganas de leerlo así que se lo extendí a mi madre y ella lo abrió de inmediato, por la expresión de su rostro sospeche que el contenido era alarmante.
—¿Qué es lo que dice?—quise saber. Ella levanto la vista y luego la poso sobre mi.
—La fecha de la boda se ha adelantado. Sera en tres días— sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente, se acercó a mí y me envolvió en sus brazos, entendí que era su forma de despedirse de mí, no esperaba que alguien quien habia sido tan dura conmigo realmente me demostrara cariño cuando mis días aquí habia sido contados.
De pronto un extraño sentimiento de nostalgia me abrumo, debía dejar mi casa, mi hogar. Finalmente, mi mundo se venía abajo.