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Chapter 38 - Capítulo 21: Que se jodan los semi humanos.

—¿Así que existen más capas superiores?—pregunta la capitana Rhea.

Afirmo con la cabeza y ella sonríe y aprieta su puño para estrellarlo en la madera del barco. Parece estar sufriendo un subidón de felicidad.

—¡Lo sabía! ¡Sabía qué había algo más que ese calabozo podrido, las tribus y esta jodida agua de mierda!—ella celebra.

Arthur, Norbert, Julian y Sybil solo están cruzados de brazos, intentando fingir que no están sorprendidos por la existencia de estos furros. O debería decir, semi humanos.

Luego de revisare un poco en la lista de habilidades, pude guiar a mi equipo para que adquirieran una llamada "Comunicación Avanzada Nv.01". Ya sé que es un recurso flojo, pero ni yo ni el señor MoonLight queremos estar traduciendo todo el rato.

Yo no la necesité, como tengo Hiperconciencia, puedo entender a la perfección los idiomas, aunque me gustaría tener la misma habilidad para vocalizarlo y no hacer el ridículo con mis jergas y acento campesino frente a Arthur.

—¿Cómo es el lugar de donde vienen?—pregunta la capitana Rhea, mirando hacia el agua.

—Vivimos distribuidos en dos capas, la primera y segunda. Soy el príncipe del sacro reino de Asonas, y ellos son mis compañeros—explica Arthur.

—No tengo idea de que es un reino ni un príncipe—responde Rhea. 

—Bueno, es complicado. Nuestra sociedad está regida por la corona real, un rey y una reina. Ellos son quienes gobiernan y rigen autoridad por sobre el pueblo. Los príncipes como yo somos sus hijos, y quienes heredan sus responsabilidades—comenta Arthur.

La capitana Rhea suspira sin dejar de sonreír.

—¿Cuántas capas tuvieron que bajar para llegar hasta aquí? Hasta que los conocimos a ustedes, nuestro mundo era solo tres pisos de mierda y más mierda—pregunta ella.

—Sin contar las primeras dos capas, bajamos tres. Para nosotros, este mar es el quinto piso de este lugar—explica Arthur.

—Sigo sin poder digerir todo eso. Ya tendremos tiempo para discutirlo en nuestro hogar—responde la capitana.

—Sí no es mucha molestia, ¿podría hablarnos de su gente y estilo de vida?—se apresura a pedir Arthur.

Rhea se estira un poco antes de comenzar a caminar hacia el timón. Nosotros la seguimos de cerca.

—Vivimos bajo este gran océano, en lo que para ustedes será la séptima capa. Es una tierra de fuego donde la vida es complicada. Nosotros, los semi humanos, no tenemos un sistema de gobierno tan sofisticado como el suyo. La séptima capa está dividida en cuatro tribus. Y debajo de nosotros… está la muerte misma—su voz cambia a un tono sombrío cuando dice esto último.

—Esto es demasiada información—Julian parece mareado.

—¿Comenzamos con las tribus?—pregunta Norbert.

—Claro. Somos cuatro, los Escorpiones Amarillos, los Roca Carmesí y los Guerreros de la Arena—nos detallan los nombres.

—¿Qué hay de la cuarta? —Sybil parece darse cuenta de la discrepancia.

Rhea sonríe y se señala a sí misma.

—Yo, la capitana, les presento a mi gente, los Diamante Negro.

Lo dice con un entusiasmo que contagiaría a cualquiera.

—¿Tú eres la líder de una de esas tribus? ¡Es increíble!—Julian parece fascinado.

Ya te vi, fan de los furros. Y no se hagan, entre ustedes debe haber al menos uno.

—¡Así es, niño rubio! Siempre he sentido una enorme fascinación por explorar estas aguas. Tenía tanta curiosidad por conocer que hay más allá de un simple y oscuro mar. Y me alegra haber acertado, los otros líderes se van a cagar encima cuando me vean llegar con otra civilización.

—¿También creía que… había algo más arriba?—a Arthur parecen brillarles los ojos con esa declaración.

Él me voltea a ver y me sonríe, como diciendo "¿Lo ves? No soy el único". Se me hace tierno incluso, su expresión refleja un deseo infantil que cada vez cobra más esperanza. En serio, es una ambición tan inocente que casi siento tristeza y lastima por la decepción que estoy segura se va a llevar.

—Por supuesto. Este transporte fue creado con este material flotante en el agua, pero nadie sabía de dónde provenía. Los viejos decían que lo escupía el mar, pero yo estaba segura de que tenía otra explicación. He sido la única loca de mi especie en aventurarse a navegar estas aguas… ¡y tenía razón!

—Claro… esta madera viene de los pocos botes de los caballeros Traza-Caminos que fueron abandonados luego de las expediciones fallidas. Es increíble que pudieran armar algo así de grande—Arthur une los hilos.

Ahí sí ni me meto porque no tengo ni idea de ingeniería en construcción de barcos. Eso sí, debo alabar la gran hazaña que tuvieron al construir esto.

—Como sea, ahora mismo vamos camino a la séptima capa. Espero que tengan buenas razones para seguir con su misión—añade Rhea.

—Oh, las tenemos. La hermana de Arthur va a destruir el mundo si no encontramos una cura para su maldición—explica Julian de forma exprés.

—Wow, eso se escucha como la mierda. Como sea, nosotros no sabemos nada acerca de ningún Dragón Blanco, así que será difícil convencer a los viejos de que los dejen pasar de la séptima capa—dice Rhea.

—¿Por qué? ¿No bajan ustedes a la octava capa?—pregunta Arthur.

—Es muy extraño que lo hagamos. Por regla general, pisar ese lugar es considerado suicidio. Está lleno de monstruos abrumadores y mortales en exceso, hay una especie de bruma negativa que no hace más que enfermarte… sí, es un lugar del que solo vuelves por obra de un milagro—explica la capitana de forma despreocupada.

Arthur baja la cabeza. Luce muy cansado de todo el viaje. Estoy un cien por ciento segura de que quiere rendirse. Estoy comenzando a sentirme mal por eso, siento como si estuviera jugando con él, burlándome de sus esperanzas. Era divertido hasta cierto punto, pero para él debe ser angustiante tener que lidiar con la posible muerte de su hermana.

Agh, ya que. Le daré mi cuerno y le diré que regrese en cuanto pisemos territorio semi humano. Continuaré sola como lo he hecho hasta hace poco. A veces extraño cuando mi vida unicornio era mucho más simple, ¿recuerdan cuando mi mayor preocupación era no morir envenenada por unas serpientes?

Veo a Arthur acercarse a mí. Uy, alerta de contacto masculino una vez más.

—Estoy agotado, de todo esto—dice tirándose sobre el suelo.

Hago lo mismo, desparramándome de una manera menos elegante. Je, je, es agradable estar así.

—¿Todavía quieres… seguir con la expedición?—suspira, mirando hacia el techo oscuro del Pozo Negro.

Hey, eso suena a querer rendirse. Yo también tengo ganas de hacerlo, solo quiero acostarme, cerrar mis ojos y dormir para siempre en paz y tranquilidad. Peeeeeero nos tocó un mudo de mierda, así que hay que trabajar para mejorarlo si es que es posible.

—Ja… ¿Qué estoy diciendo? Claro que quieres seguir. Tienes que cumplir tu misión—enreda sus dedos entre su cabello.

Yo por mi parte llevo mi mano a su hombro. Arthur me dirige una mirada confundida y yo le dedico un "no" con mi cabeza. No tengo ganas de seguir bajando, en verdad. Me da miedo, estoy cansada, y destruida mentalmente por todo lo que tengo que cargar en mi lomo de unicornio.

En verdad quiero decir chistes y ser graciosa para ustedes pero me la ponen difícil.

—Ya veo. También te sientes igual que yo. Solo quiero que esto termine pronto, que Majorie esté a salvo. Y que tú no tengas que cargar más con ese silencioso dolor que no quieres compartir con nadie—Arthur cierra los ojos.

Ojalá algún día sea posible. Solo dos capas más, Jean, y estarás a un paso de tu merecido descanso. Je, quiero comprar una casa en la primera capa, mucha comida y dormir todo el día sin preocuparme por la iglesia ni los dragones.

—Sabes… creo que estamos en un peligro grande, mucho mayor que cualquier monstruo de El Abismo—dice de pronto, mandando al diablo la tranquilidad de hace unos instantes.

Agh, tenías que abrir tu bocota. ¡Claro que estamos en peligro, lo hemos estado desde el primer instante!

—¿No te parece extraño que el cardenal Amcottes apenas y haya reaccionado a la capitana Rhea y los semi humanos? Ellos no dejan de ser el tema de conversación entre todos los caballeros; pero en lo que respecta a la iglesia, es como si no les importara un descubrimiento así de importante—analiza Arthur.

Ah sí, eso es porque ellos ya lo sabían. La iglesia sabe exactamente cuántas capas tiene El Abismo, lo que se esconde en el fondo, la realidad del Dragón Blanco, etc. Creo que mi cara lo dice todo, porque Arthur cambia su expresión al mirarme.

—A menos que ellos lo supieran. Es lo que quieres decir, ¿verdad?

You´re goddamm right. Vamos, dilo conmigo, ¡que se joda la iglesia! Arthur hace una seña para que los demás vengan con nosotros. Supongo que va a advertirles del peligro. Él ya sabe que luché con Amcottes en el pasado y fracasé, así que esto es cosa seria. Para ser honesta, no sé si incluso todos juntos podamos vencerlo.

—Escuchen todos. Quiero que estén atentos a cualquier movimiento que haga el cardenal Amcottes. Tengo mis motivos para sospechar que nos quieren muertos—indica Arthur.

—¿Estás sugiriendo que la iglesia es mala?—pregunta Sybil.

—Creo que entiendo a lo que se refiere, majestad. La falta de reacción por parte del cardenal hacia los semi humanos también me parece sospechosa—concuerda Norbert.

—Es correcto. Todos mantengamos los ojos abiertos, y no duden en pelear por sus vidas si es necesario—Arthur da la orden.

Uy sí, le van a ganar con espadas y hechizos a una escopeta o algo peor.

—Señor príncipe, estamos cerca de la entrada a la séptima capa. Será mejor que se preparen, puede que solo tengan una oportunidad para pasar—avisa la capitana Rhea.

Arthur se pone de pie y asiente. Antes de ir hacia el timón, nos dirige una mirada seria.

—No lo olviden. Nuestro enemigo es humano.

 

•┈••✦ ۵ ✦••┈•

 

—¿Por qué debemos ir encadenados? ¡Esto es totalmente sospechoso!—exclama Sybil.

—Guarda la calma. Yo también tengo mis sospechas, pero no podemos hacer nada—reprende Norbert.

Extiendo mis manos y un guardia furro me coloca un par de grilletes en las manos. ¡Esto es brutalidad policiaca, me quejaré con derechos equinos! Bueno, para ser sinceros, puedo quitarme esto cuando quiera, así que no me importa mucho.

—¿Es realmente necesario que llevemos esto?—pregunta Arthur a Rhea.

—Ya me han demostrado que no vienen con intenciones hostiles, pero los demás líderes no estarán tranquilos si ven a un montón de desconocidos de otra especie andando por ahí sin restricciones—explica la capitana.

—Entiendo. Haremos lo posible por darles una buena impresión entonces—dice Arthur.

Observo de reojo como le colocan un grillete a Amcottes y sus amigotes también. Lero, lero, también son prisioneros. Bueno, mejor no me río porque él también podría liberarse si lo quisiera. Que mecanismos tan inútiles, a decir verdad.

—No hablas mucho desde que tus amigos pudieron comprender un poco nuestro idioma, niña. Ahora que lo pienso, eres la más misteriosa de todo el grupo del príncipe—Rhea de pronto comienza a analizarme.

Grrrr, me estoy poniendo nerviosa al respecto. Ciertamente nos parecemos más de lo que me gustaría. Y ahora que lo pienso, me la he pasado todo el rato diciéndoles furros cuando yo también tengo partes animales. Noooooooo.

—Oh, ella es así. Panqueque es muy especial—Arthur salta en mi defensa.

—¿Algún día vas a dejar de lamerle las botas?—se queja Sybil.

—Oye chica, cálmate un poco, ¿no se supone que el príncipe es tu superior?—Rhea también me defiende.

Escucho a Sybil gruñir nuevamente. Ja, te pusieron en tu lugar otra vez. Lero, lero.

—De igual forma, me intriga saber cómo es que conocías nuestro idioma, niña. Puede que sí seas especial después de todo—concluye Rhea.

Me quedo en silencio para no perder mi estatus de mamona. Seguimos caminando por las oscuras cuevas. Olvidé mencionarlo, los botes siguieron al barco de la capitana una vez que Arthur comunicó el hallazgo, así que los caballeros sobrevivientes están aquí también.

Ya queda muchos menos, es hasta triste lo mucho que se ha reducido nuestro ejército. Luego de arribar a la otra costa, la tripulación de Rhea ancló su barco y nos condujeron por otra serie de túneles oscuros para bajar a la séptima capa. Mientras más avanzamos, más y más calor hace.

Hace tanto, que se me están quitando las ganas de ser gótica y deshacerme de la cálida túnica oscura de maga que llevo. Y pensar que hace unos cuantos capítulos me estaba congelando.

—¿Cómo aguantan este horrible calor? ¡Es muy intenso!—chilla Sybil.

—Después de toda una vida viviendo aquí te acostumbras—responde la capitana.

Sybil está por decir otra cosa cuando podemos ver la luz al final del túnel, de forma literal. En cuanto cruzamos la salida del estrecho pasillo, nos recibe un increíble escenario. Rhea no mentía con lo de la tierra de fuego. La séptima capa luce como el Subterráneo Seco, con la diferencia de que hay cascadas de lava que iluminan el sitio de forma natural.

Las casas están construidas de una manera más arcaica que las de las dos capas humanas, y por lo visto, la minería y herrería es común en este sitio. Por lo que nos contó la capitana, la mayor gloria es para aquellos que pueden destilar agua y purificarla. Tiene sentido, con el calor que hace aquí, no creo que se beban las piedras preciosas, aunque sería gracioso verlo.

La cacería de monstruos salvajes también es muy importante aquí. Los semi humanos no tienen economía, para ellos, la comunidad es uno solo y todos colaboran para mantenerla a flote. Y por supuesto, la población es muy reducida comparada a la humana que vive a kilómetros sobre nosotros.

—Bien, giremos hacia el coliseo—indica la capitana.

¿Tienen coliseo? Que genial. Supongo que los semi humanos liberan mucha testosterona y necesitan liberarla de alguna forma. Mientras sea peleando sin matarse, está bien.

Mientras caminamos por la séptima capa y sudamos como pollo rostizado, varios de los habitantes nos miran con intriga, curiosidad… y también miedo. La capitana Rhea los mantiene a raya junto a su tripulación.

—No se preocupen, ya mandé a alguien a reunir a los viejos. Comenzaremos su juicio en unos momentos—añade ella.

—¿Juicio? No hemos hecho nada malo—Julian luce preocupado.

—Si quieren bajar a la octava capa, van a necesitar el permiso de todas las tribus. Reglas que hemos puesto para evitar muertes innecesarias—finaliza Rhea.

Justo en el momento en que la reja del supuesto coliseo se abre para darnos paso, se activa "Presentimiento" de una manera alarmante. Siento cada fibra de mi ser temblar de nervios. Miro a Arthur, buscando su mirada, pero él se encuentra viendo hacia adelante.

Lo presiento, es él. Está cerca, y listo para darnos caza. Un administrador que no es Amcottes se encuentra entre nosotros.