Chereads / Isekai Caballero De La Ventisca / Chapter 2 - 1. Jeffrey Fletcher. ¿¡Qué es todo esto!?

Chapter 2 - 1. Jeffrey Fletcher. ¿¡Qué es todo esto!?

[ Narra EADLS ]

" Oye... ¿Estás bien, compañero? ".

...

...

" ¿Estás bien? ".

...

...

" ¿Compañero?" .

...

...

" Ven, hay que terminar la misión ¿Ok?" .

...

...

" Ya levántate ".

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Abrió sus ojos de golpe. Y lo primero que hizo fue enfocar su mirada hacia la nada. Se encontraba sobre algo suave y ligero. Pudo deducir que estaba en una cama, por lo que se sentó en esta. Buscó con sus manos por la cama para recoger sus anteojos y ponérselos. Se miró asímismo ; Estaba desnudo. Para su suerte, las sábanas cubrían la parte inferior de su cuerpo. Dió un suspiro de frustración ante esto, llevándose ligeramente ambas manos a su rostro, levantando un poco sus anteojos.

— ¿Mi amor? ¿Qué sucede? — Preguntó una voz femenina a su lado. Volteó a ver a una mujer, que estaba de la misma manera que este, en desnudez. Esta sujetaba las sábanas con una mano, cubriéndose así mayor parte de sus pechos.

Él la miró con nostalgia.

— No es nada. — Desvió su vista. Apretó las sábanas con algo de rudeza, frunciendo el ceño.

La mujer sonrió levemente, comprensiva. Llevó su mano libre a la mejilla de él, haciendo que girara su rostro a mirarla para acariciarle con gentileza. Él aflojó su apriete debido al contacto suave que le daba la mujer con su mano. Para él eso le era tan relajante, tener cierto tacto cariñoso era como un antiestrés. Cerró sus ojos, dejándose llevar por la leve caricia de la mujer. Luego ella, se acercó para abrazarlo gentilmente, juntando su pecho con la espalda del jóven. Suspiró ligeramente.

— Ven, sigamos descansando.

— E-está bien.

La mujer jaló con gentileza al jóven, haciendo que se recostara. Lo apega a ella para abrazarlo y hundir el rostro del jóven entre sus pechos, acariciándole el cabello mucho antes de caer en brazos de Morfeo.

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[ Salt Lake City, Utah ]

Los rayos del sol atravesaban con fuerza la ventana de la habitación de un jóven peli castaño, quien dormía plácidamente bajo las sábanas y abrazando con fuerza su almohada. Desde el exterior, se podía ver al otro lado de la calle a un grupo de niños pequeños jugando y mojándose con pistolas de agua mientras que sus padres se encontraban en el patio trasero de la vivienda, disfrutando de una buena parrillada.

Todo daba de un resultado sobre el estado actual del vecindario : Cálido, tranquilo y sin ningún indicio de haber incomodidad o algún incidente.

Habría permanecido sujeto a los brazos de Morfeo de no ser por el " ¡¡¡RIIIIIIIIIIING!!! " Tan ruidoso de su despertador. El jóven peli castaño se movió de la cama con pereza, intentando apagar dicho aparato. Con un rápido manotazo, tiró la alarma al suelo, apagándose de inmediato. Ya después de eso, se envolvió con las sábanas estilo gusanito para intentar recuperar el sueño.

De repente, la alarma sonó de nuevo. El jóven peli castaño se voltea entre gruñidos mientras fruncía el ceño.

— ¡¡Ay, Por favor!! — Exclamó molesto. El jóven peli castaño se quita las sábanas de encima y dejó de abrazar la almohada. — Carajo, no recuerdo haber puesto un mísero despertador en mi celular. — Gruñó para recoger sus anteojos que estaban sobre su mesa de noche. Recogió aquello que era su celular para apagar ese " tedioso despertador ". Al tomarlo y mirar fijamente de que se trataba de una llamada que decía " Compañera :v ". Su pereza aumentó pero aún así, decidiendo contestar esa llamada que le colmaba la paciencia. — ¿Hola?

— ¡¡¡Compañero!!! ¿Estás despierto? ¿Ya despertaste? — Gritó una voz femenina que sonaba alegre y desesperada a la vez, haciendo que el jóven peli castaño alejara un poco su celular.

— Oye, no grites. — Espetó, somnoliento. — No, ya me desperté. — Dijo este, ya casi adormilado, retomando la llamada.

— ¡Qué bueno, ya vámonos, no pienso seguir esperándote afuera de tu casa toda la vida! — Exclamó.

— Espera ¿Qué? — Sorprendido, se levanta de la cama para luego asomarse por la ventana de su habitación.

Al mirar la calle, se encontraba una jóven de unos 16 años de edad, de piel morena, cabello azabache y ondulado, viéndose asímisma carismática, estando de pie al otro lado de la calle.

— ¡Hola! — Saludó a lo lejos, moviendo su mano.

— ... ¿Enserio estuviste esperándome ahí toda la mañana? — Preguntó extrañado.

— ¿¡Te parece que no, tonto!? — Se oyó con un tono molesto por parte de la jóven morena, aunque a lo lejos mantuviera su expresión alegre.

— Bu-bueno ya, me vestiré, sólo dame unos 10 minutos ¿Sí?

— ¡Ya me duelen los pies por tu culpa de tanto esperarte! ¡Si no sales de inmediato voy a entrar por esa puerta y a sacarte de la habitación a patadas! ¿Quieres ver que lo haga? ¡No me tientes a querer hacerlo! — Amenazó molesta y alegre a la vez, denotando una sonrisa amplia y alegre, que el jóven peli castaño podía verle desde la ventana.

Jeffrey se queda callado tras lo que dijo esta.

— O-ok, me apresuro, cálmate, compañera. Sólo bromeaba, jeje. — Carcajeó nervioso.

[ Narra J. F ]

— Suspiro —

Me llamo Jeff Fletcher, o Jeffrey Fletcher si lo prefieren. Se podría decir que soy como otro cualquiera, un ordinario universitario aburrido a 10 minutos de la esquina. Antes vivía en minnessota... ¿Así se dice? Ahora vivo aquí, en Salt Lake City, Utah. Coexisto en el barrio de Sugar House desde hace tiempo y, no hay mucho de qué decir acerca de este barrio.

La chica que está allá afuera que amenaza mi vida es Zoë O' Donnell, ella, bueno, es mi compañera y ya. Nos conocimos no hace mucho: Un par de meses para ser específico. De ella, podría decirse que es muy " Especial ", lo digo por su tan alta cantidad de imperatividad. Mucho antes de mudarme aquí... bueno, de trasladarme, me inscribieron a una universidad muy buena, según mis padres, luego de eso me enviaron aquí... Y aquí estoy, pero ¿Por qué me trasladarían tan lejos? Tal vez sea para reencontrarme con algún amigo antiguo de infancia en ese mismo lugar. Ja, ya quisiera que eso pasara... porque nunca pasó, literalmente :v. Llevo al menos 8 meses recorriendo por estos lares y no he encontrado a nadie a quien conociera en mi querida infancia.

En fin, tengo que dejar la casa lo más pronto posible antes de que mi compañera invada propiedad privada y me destruya.

[ Narra EADLS ]

Luego de que Jeffrey preparara todo, salió de su habitación, se encamina hacia la salida de la casa y tras abrir la puerta pegó brinco del susto al encontrar a su compañera morena enfrente de él con una amplia sonrisa.

— ¡Oye, no aparezcas así! — Regañó Jeffrey, llevándose una mano al pecho.

— Fufufu, ¡Ya vámonos, se nos hace tarde! — Exclamó Zoë.

— Ya ya, no desesper ¡Aaaaaah! — No termina la frase ya que es arrastrado de golpe por la morena.

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Jeffrey y Zoë caminaban en dirección hacia la universidad mientras mantenían un tema de conversación en el camino, por parte de la morena. Eran muchos los autos que yacían estacionados en la acera y los pocos que pasaban.

— ¿Compañero? — Llamó su compañera Zoë.

— ¿Sí?

— Oye, después de clases ¿Comemos un heladito, Shí? :3 — Preguntó entusiasmada y con brillo en sus ojos.

— No lo sé, tal vez. — Replicó el peli castaño, sin interés.

— Ándale, dí que sí, por fís.

Jeffrey dió un suspiro frustrado.

— Bueno, está bien, sí. Sí, vamos a comer heladitos. — Dijo Jeffrey, " Con ánimos ".

— ¡Yeeey! ¡Comeremos heladito! — Exclamó la morena, dando brinquitos alegremente. — Oye y que sea de mi favorita.

— Sí claro, de fresa.

— ¡Yeeey! ¡Eres el mejor, compañero!

— Sí sí sí.

Así, Jeffrey continuó con su andar con Zoë, ansiosa mientras hablaba de su helado preferido dando pequeños saltos como si se tratara de una niña pequeña ; Por un lado, Jeffrey miraba a la nada, sin detener su andar, como un ser que deambulaba por el mundo sin propósito definido, junto a otro ser, lleno de dicha y positivismo que acompañaba a todas partes al ser sin propósito como su apoyo moral.

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[ Ya estando en la University ]

Ambos se encontraban enfrente de la puerta del aula, no sabiendo si entrar o no.

— Compañero, estoy nerviosa, no quiero entrar. — Dijo Zoë, mirando con miedo la puerta.

— Hace 20 minutos habías dicho que nos apresuramos ¿Y qué estuvimos haciendo todo este momento, compañera? — Cuestionó mordaz Jeffrey, arqueando una ceja.

— Es que, compañero, es tu culpa por no levantarte a tiempo. — Lo acusó.

— Oye, ni es para tanto, esto lo hago a diario. — Comentó, calmadamente.

— Tal vez tú porque siempre estás calmado pero yo no, nunca me ha gustado llegar tarde a clases ¡Y te dije que te levantaras temprano! — Se quejó la morena.

— ... ¿Vamos a entrar a clases o no?

— Ah... bu-bueno, e-está bien, vamos.

Ambos dieron un suspiro antes de entrar al aula. Habían dado inicio las clases... desde hace 20 minutos. El maestro, quien estaba dictando la clase notó la presencia del jóven peli castaño y de la morena ; Zoë se encontraba con su rostro tumbado en dirección al suelo.

— Vaya vaya pero miren nada más. — El maestro se cruzó de brazos ante la llegada de estos. Todos fijaron su vista en ambos. — ¿Se podría saber por qué llegan 20 minutos tarde? ¿Algo que quieras decir, Jeffrey? — Fijó su mirada en este.

— ... Me dormí... quizás debí dormir hasta más tarde. Por cierto... Buenos días. — Dijo el jóven peli castaño, sin interés alguno.

— Buenos días. — El profesor movió su cabeza ligeramente de arriba abajo. — ¿Enserio? Aunque no hayas perdido la educación continúas llegando 20 minutos tarde. Supongo que es preferible perderse a mitad de la clase con su compañera Zoë a escondidas ¿No es verdad? ¿A qué juegas con ella? — Dijo, de manera picara.

Casi todo el salón se rió y siguió la corriente del profesor, mientras que unos daban comentarios como " La loca y el rarito, buena combinación ", " Buena esa, profesor ", etc.

— La próxima vez que llegue tarde, los primeros 15 minutos de retraso no le permitiré la entrada al aula ¿Quedó claro?

Jeffrey no dijo nada, ignoró aquello mientras entraba al aula, seguido de Zoë, quien entraba cabizbaja y sin despegarse de su compañero peli castaño. Se sienta al fondo del aula.

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Todo transcurría tranquilamente para el peli castaño, quien escribía en su cuaderno temas no referentes a la clase que se daba recientemente, ignorando la voz del maestro en ese momento.

— Oye ¿Qué estás haciendo? — Preguntó curioso un chico que se encontraba sentado en un asiento a su lado, se había asomado tan de repente, provocando que el jóven peli castaño se asustara un poco en el proceso.

— No es nada. — Replicó Jeffrey con notable molestia. Continuó escribiendo en su cuaderno, aún sintiendo aquella mirada curiosa del chico de su lado.

Incomodidad. Era lo único que sentía en ese momento, ya que era observado lo que él hacía, sonriendo ingenuamente. No duró mucho observándolo como águila a su presa cuando se dió la vuelta para adentrarse nuevamente a la clase.

Jeffrey suspiró de alivio por eso.

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[ Luego de la finalización de clases ]

Jeffrey fue el último en abandonar el aula de clases, dirigiéndose de inmediato a la terraza de la universidad. Al llegar, se detuvo en la entrada, abrió un poco la puerta, cerciorándose de que si alguien estuviera presente en el lugar. Suspiró aliviado.

Entró y se sentó en la banca que estaba ubicado a tres pasos cerca de la entrada, quitándose su mochila y dejándola a un lado de la banca. Se recuesta en la banca, suspirando pesadamente, como si recién llegara de un arduo día de trabajo.

— Otro día, otro día. — Comentó Jeffrey, mirando al cielo. — Veamos ¿Qué tengo por hacer ahora? — Se cuestionó, sacando su celular y revisando en su agenda. — Aver aver aver... Nop, no tengo nada más que hacer. — Guarda su celular. Se acomoda sus anteojos y coloca ambas manos detrás de la nuca. — Mmm... ¿Qué debería hacer ahora, enserio? — Se preguntó asímismo.

— Ejercitarte ¿No crees? — Preguntó Zoë, apareciendo de repente enfrente de este, interfiriendo la vista al cielo al peli castaño.

— ... Claro Zoë, tú y tu obsesión eterna por los deportes. ¿Qué me sugieres? — Comentó mordazmente.

— Bueno, podrías jugar al baloncesto, o al béisbol, o al tenis, al fútbol, al vóleibol... — Enumeró.

— Esta tonta no entiende lo que es un sarcasmo. — Pensó, mirando a su compañera morena con indiferencia.

— O al waterpolo, al patinaje ¡Oh! ¡Qué tal si vamos a hacer patinaje de hielo! ¿No te parece genial? — Preguntó Zoë, emocionada, con brillo en sus ojos.

— Un par de cosas. 1: Estás exagerando. Estás loca si crees que voy a patinar sobre hielo, me rompería el cuello antes de aprender a patinar. Y 2: Zoë, sabes muy que la educación física no se me da.

— ¿Qué no te gusta? Pero eso no significa que no puedas liberar calorías ni mucho menos que quieras. Échate.

Jeffrey gruñó antes de moverse para darle espacio en la banca. Zoë se sienta a un lado del jóven peli castaño.

— Que no me guste no significa que esté obligado a liberar calorías porque sí. Me canso a 10 metros de la casa. — Excusó. — Además, estoy mejor como estoy, así es suficiente.

— ¿Cómo? ¿Como un flacucho debilucho chucho? Fufufu, eso rimó. — Río la morena.

— ¡Oye, no me...! — Estuvo apunto de gritarle pero de repentino se calma. — Ya te dije, estoy mejor como estoy. Leer cómics y mangas al menos es lo mejor para mí.

— Eso es justo lo que un ninikomori debilucho como tú hace.

— ¡Qué no me digas así! — Exclamó, enojado.

— Jejeje, vamos compañero, no te molestes, sólo bromeaba. — Río, acariciándole el cabello de su compañero peli castaño.

— Más bien una ofensa hacia mí yo actual. — Mirándola con indiferencia.

— Aaaw, eres tan nerdcito. — Dijo Zoë, desordenándole el cabello de Jeffrey.

— Ya, pulgosa, no molestes. — Se acomoda el cabello y sus anteojos de manera ordenada. Se levanta de la banca. — Como sea, ¿Vamos por los helados?

— ¡Heladito! ¡Sí, vamos! ¡Ya sabes lo que quiero, eh! — Exclamó la morena.

— " ¡Lo mismo de siempre! " — Suspiró. — Como digas, jefa. — Dijo, encaminándose hacia la puerta.

— Oye, no me llames así, te haces sonar inferior a mí. — Dijo Zoë, sintiéndose ofendida. — ¿Compañero?

— ... — Se detuvo en seco. — ¿Ahora qué?

— Te quiero mucho. — Dijo, sonriente.

Jeffrey puso ojos en blanco y la miró extrañado.

— Aaa, oye, aveces pienso que sólo lo dices para fastidiarme o algo.

— ¡Huh! ¿No me crees? — Preguntó ofendida.

— No no no, no es eso, es que... — Suspiró frustrado. — " ¡Yo también te quiero, compañera! ". — Dijo Jeffrey, mordazmente, acercándose a la salida.

— Grrrrrr, ¿Por qué eres así conmigo? ¡Deja ya el sarcasmo!

— No hace falta que grites, estoy a un metro cerca de tí.

— ¡Jum! Malo.

— ... ¿Querés tu heladito SI O NO? — Espetó, estando en la entrada.

— ¡No me regañes, no eres mi padre!

— Ay sí, ajá, ya ven antes de que cambie de opini...

Zoë aprovecha para dar un salto y subirse a la espalda del jóven peli castaño.

— ¿¡Eh!? ¡Oye! ¿Qué hacéis?

— ¡Vamos por el heladito que me prometiste, noseastonto!

— ¡Ya bájate, tonta, pesas mucho! — Espetó mientras pasaba.

— ¡Ñuuu! ¡Ahora me lleváis en tu espalda, arrecaballitoyee—haw! — Levantó un puño al aire.

— ¡Tonta, vas a hacer que me cai [ ... ] ¡¡¡AAAAAAAH!!!

Jeffrey en un intento por mantener el equilibrio, teniendo a su compañera morena de encima, pierde el equilibrio, provocando que ambos caigan rodando por las escaleras ; Rodaron hasta llegar al último escalón, lastimándose tanto en el proceso.

Ambos compañeros se quejan adoloridos.

— ~ Aaaay ~ ~ Tonto, me lastimé mucho ~ — Estalla en llanto Zoë.

— ¿Tonto yo? Ou... creo haberme roto un brazo. — Se quejó Jeffrey, sobándose el brazo lastimado.

— ~ ¡Mi cuerpecito, mi sexy y atlético cuerpecillo! ~

— Espera... ¿Y mis anteojos? — Jeffrey buscó por el suelo sus anteojos para encontrar los restos de estos. Encontró un fragmento de cristal y se coloca en su ojo izquierdo para ver lo que quedaba de su utensilio. — Diantres.

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El timbre de la institución sonó, anunciando el finalizar de las clases. Jeffrey y Zoë fueron los últimos en salir de la institución para ir adonde ellos habían acordado ; Fueron al parque para ir a comer unos helados ( Aunque salieron con algunos vendajes en el cuerpo. Jeffrey por un lado, tenía otro par de anteojos de diferente color. Y Zoë tenía un vendaje en la cabeza, rodeando ambas sienes ). Jeffrey pidió su helado de vainilla y Zoë de fresa.

Luego de eso, Jeffrey acompañó a su morena compañera a la estación de bus momentos después de los helados.

El bus llegó y Jeffrey se despidió de ella. Zoë se despide, no sin antes agradecerle con un fuerte abrazo para luego subirse al vehículo.

Jeffrey veía alejarse a su morena compañera despedirse desde la ventana trasera del vehículo. Luego de eso, toma rumbo en dirección a casa.

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— Ok, ahora voy en dirección a casa con la esperanza de que nadie me moleste en mi día libre ¡Ja! Como si alguien más viniera a molestarme ahora... Bueno, además de Zoë pero ¿Alguien más? ¿El cartero o...? — Se decía, irónico, mientras avanzaba. Sus manos las tenían dentro de la cangurera de su capucha. — Así que ¿Qué puedo hacer ahora, ver pelís o irme a dormir? — Se cuestionaba asímismo el peli castaño, indeciso, mientras caminaba en dirección a casa. — Ash, son tan pocas cosas en la vida que se puede hacer.

Se tomó los minutos necesarios para poder llegar a casa al fin, cuando se percató de algo.

— ¿Eh?

Al ya llegar y estar enfrente de su casa, pudo notar algo a lo lejos, un objeto cuadrado que estaba recostado en la puerta de la casa. Se acerca a ver lo que era.

Era un paquete. Miró extrañado el objeto, lo recoge para luego examinarlo. ¿De quién es este paquete? ¿Por qué estaría aquí? ¿Se habrá equivocado de dirección? Observó detenidamente el paquete.

Miró a su alrededor intentando identificar al que parecía ser el dueño de dicho paquete. Se limpia el rostro para luego ir por las calles a preguntarles a las personas que encontraba en el camino sobre la " Extraviada " entrega.

Pasó media hora y para su suerte sólo pudo obtener un " No " por respuesta de varios. Ya había recorrido por mucho las calles de Sugar House, así que decidió no perder ni un minuto más en una búsqueda que resultó en vano. Resignado, regresa a casa aún con el paquete en mano.

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— Ya qué, no queda más de otra que conservarla. — Comentó el peli castaño, ya entrando a su casa.

Coloca el seguro a la puerta y rápidamente tomó rumbo hacia su habitación, dejando el paquete sobre su mesa de noche para luego dejarse caer a la cama. Soltó un largo suspiro cerrando sus ojos.

— Otro día, otro igual.

Al momento de decir eso, abrió un poco sus ojos mirando al techo.

— No importa, voy a cambiarme, después veré una película cualquiera o quizás lea unos cuantos mangas. — Se levanta de la cama para entrar al baño a tomarse una ducha.

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Eran las 2:50 de la tarde y Jeffrey se había quedado dormido después de haberse leído 13 / 22 cómics / mangas ; Justo ahora, un manga descansaba sobre su rostro. Unos minutos después, Jeffrey despertó, quitándose el cómic de su rostro.

— ¿Qué hora es? — Balbuceó, casi adormilado, acomodándose los anteojos y sentándose a un borde de la cama. Recogió su reloj de mano que estaba a su lado para mirar la hora. — Es temprano aún... pero ¿Qué podría hacer en estos momentos de aburrimiento? — Se tiró a la cama.

Miró el paquete que aún permanecía sobre su mesa de noche. Ni Siquiera se detuvo a pensar dos veces antes de decir...

— Bueno, nadie vino a reclamarlo así que... — Recogió el paquete para al fin abrirlo.

Al hacerlo, una cantidad de polvo salió volando de golpe, haciendo que Jeffrey tosiera por culpa de estos. El interior del paquete estaba sucio y polvoriento ; Esto fue suficiente para que Jeffrey hiciera una mueca de desagrado. Pero notó algo cuadrado pero más pequeño al fondo, con lo que decidió meter sus manos al interior y sacar lo que era: Un libro. Miró extrañado el objeto ; Era grueso y rígido, estaba muy manchado, además de tener algo de tierra y telarañas en los bordes.

— Qué raro. ¿Por qué dejarían un libro tan sucio y... — Sopló y gran parte del polvo se esparció a vuelo, lo que provoca que este tosiera de nueva cuenta. — tan polvoriento en la puerta de mi casa?

Se levantó y colocó el libro sobre la mesa. Miró el suelo donde quedó regado el polvo del paquete. — Ay no. Bueno, lo limpiaré después, por ahora haré un arreglo a esto.

Agarró una brocha que había debajo de su cama y comenzó a pasarlo por el libro, quitándole el polvo, telarañas y trozos de tierra en ambas caras del libro.

Fue al baño y tomó un pañuelo para mojarlo un poco y deslizarlo sobre el libro, desde la carátula entera hasta las esquinas y bordes. En la cara frontal del libro había unos raros escritos y símbolos abstractos.

El jóven peli castaño entrecerró sus ojos.

— " Caba-llero-de-la-Ventisca ". — Leyó en voz alta. — Mm, que nombre tan guay para un libro del cual fue desechado sin ninguna razón... Y ahora lo tengo aquí.

Comentó para después abrir el libro.

— Veamos que tiene esto de interesante. Ah, tiene polvo todavía. — Sopló para quitar el polvo que había dentro de la página, ignorando las manchas que habían en las estas. Enfocó su mirada en las páginas para comenzar a leer.

" Antes de que todo existiera, el Dios de la Vida, el Hacedor-Arquitecto y creador de todas las cosas, se expandió más allá de sí mismo para hacerse bello y perfecto, más de lo que ya era. Fue entonces cuando tomó la gran tarea de crear todo, lo conocido y lo que aún no se conoce. "

Leyó los primeros párrafos.

— Mm, por lo menos hay un Dios. Ha de ser alguna Ciencia Ficción o Fantasía o... una biblia tal vez pero con un título raro. — Comentó.

" El Dios de la vida estiró su mano hacia el Sur, donde marcó el crecimiento y la fructificación. Ahí creó Agua: Elemento de la vida, la que lava y refresca, la que hace crecer y ofrece vitalidad. Elemento de las formas bellas, sentimientos y emociones. El elemento asociado con lo femenino ".

" Estiró su mano hacia el Norte, marcando así la renovación, conocimiento y sabiduría. Aire: Elemento del aliento, de la palabra, música, luz, color y perfume. Elemento del pensamiento, ideas y creatividad y la fuerza de la razón. Asociado con lo masculino ".

" Estiró su mano hacia el Este, donde marcó lo nuevo, el comienzo y el nacimiento. Fuego: Elemento de la iluminación y esclarecimiento, purificación, fuerza de la vida y salud, conteniendo en sí el poder de la fuerza espiritual. Energía, pasión y acción, también asociado con lo masculino ".

" Y finalmente, estiró su mano hacia el Oeste, marcando madurez, cosecha y recompensa. Tierra: Elemento del interior, del misterio y el secreto, del morir para nacer, las formas que se han hecho, conteniendo en sí la belleza del cambio y lo dinámico como parte de la vida. Asociado con lo femenino ".

" Los 4 elementos existieron, creando así todo lo que ya existe en orden de importancia en su estado natural, empezando desde las formas más simples hasta las más complejas. Satisfecho con su trabajo, fue sobre la marcha y comenzaron a crecer y a evolucionar. Cosas nuevas surgieron, y obtuvieron vida. Dios fue feliz por cada movimiento nuevo de la creación que había hecho ".

" Pero... su felicidad no duró mucho debido al nacimiento de una irregularidad sobre la vida: Un ente, hecho de sombras y alquitrán. Este ente causó un sinnúmeros de eventos catastróficos por la vida, afectando así lo que es de Dios y de la creación misma. Dios no iba a permitir que este ente continuara destruyendo lo que él había creado. Para eso, creó a los caballeros con los elementos atribuidos: Aire, Tierra, Fuego y Agua, para que lo enfrentaran y le pusieran fin al ente ".

" Su batalla fue bestial y sanguinaria, provocando un vaivén entre la vida... Hasta que lograron desterrar al ente a la eterna oscuridad... Pero eso solamente era sólo el inicio. Dios predijo que no sería la última vez que enfrentarían a él. Que él volvería... Y debemos prepararnos para su regreso ".

— ... Oh... — Fue lo primero que dijo Jeffrey, aún sosteniendo el libro después de haberlo leído. Siguió pasando páginas. — Ah, también hay ilustraciones... Qué barato. — En las siguientes páginas mostraban algunas ilustraciones hechas de la " novela ". — Son interesantes, aunque el blanco y negro no es tanto mi estilo. ¿Eh? — Miró confuso unas páginas que estaban en blanco.

Las páginas del libro comenzaron a moverse por sí solas mientras emanaban un destello cegador que hipnotizó al jóven peli castaño ; La luz cegadora alcanzó a cubrir por completo la habitación. De pronto, Jeffrey sintió su alma estremecerse, sintió como si su ser fuese absorbido por un agujero negro. En corto, los destellos se apagaron.

— ¡Aaah! — Exclamó, saliendo del trance

Tiró el libro sobre su mesa de noche y se levantó de golpe, algo perturbado por lo que vió.

— ¿¡Y eso qué fue!? ¿¡Qué...!? ¿¡Qué era todo eso!? — Miró a su alrededor, viendo que todo estuviera en orden. Dejó salir un suspiro, calmándose. — Tranquilo Jeffrey, Tranquilo, tal vez... tal vez no has dormido lo suficiente, no es para tanto, no es para tanto, no es... — Miró el libro. — Ok, tú te vas de aquí, no te quiero ver más. — Decía secamente mientras intentaba tirar el libro por la ventana pero miró su mano que comenzaba a emanar un intenso destello de repente. — ¿Qué? Espera ¿Qué es esto?

De pronto, todo su cuerpo... estalló. El libro cayó, quedando a un lado de la cama.

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