La noche descendía sobre el campo de batalla como un manto de sombras, envolviendo cada rincón en una oscuridad densa y asfixiante. Las estrellas apenas brillaban entre las nubes que se arremolinaban en el cielo, añadiendo un aire siniestro a la escena. Alex se encontraba agazapado en una trinchera excavada en la tierra fría y húmeda, su figura apenas visible entre las sombras que lo rodeaban. Sus ojos, acostumbrados a la penumbra, escudriñaban el horizonte con una atención casi sobrenatural, consciente de que el enemigo acechaba en la oscuridad.El silencio era sepulcral, roto solo por el ocasional susurro del viento que hacía temblar las ramas de los árboles cercanos. Cada crujido de las hojas secas bajo el peso de algún animal desconocido provocaba un estremecimiento en los nervios de Alex, quien permanecía alerta, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.De repente, un destello fugaz en la lejanía captó su atención. Un halo de luz se movía entre las sombras, deslizándose como un espectro entre los restos de la batalla. Alex contuvo la respiración, tensando los músculos, mientras seguía el movimiento con los ojos entrecerrados.Entonces, la sombra se detuvo, apenas a unos metros de su posición. La tensión en el aire era palpable, como si el mundo entero estuviera suspendido en un momento de espera expectante. Alex sostuvo firmemente su rifle, preparado para enfrentarse al peligro que se avecinaba, sin saber qué forma tomaría.Y en medio de la oscuridad, con el corazón latiendo al ritmo de un tambor de guerra, Alex aguardó, listo para el enfrentamiento que sabía que vendría.El silencio era sobrecogedor, roto solo por el susurro del viento y el ocasional crujido de los árboles cercanos. Cada sombra parecía cobrar vida propia, y Alex se preguntaba qué peligros ocultos aguardaban en la oscuridad. De repente, un ruido inquietante rompió el silencio, haciendo que Alex se pusiera en alerta máxima. Se aferró con fuerza a su rifle, preparado para enfrentarse a cualquier amenaza que se presentara. Entonces, de entre las sombras, emergió una figura oscura, moviéndose con sigilo entre los escombros y los árboles. Alex contuvo el aliento, observando con cautela mientras la figura se acercaba cada vez más. Finalmente, la figura se detuvo frente a él, revelando a un soldado herido y agotado, con la mirada llena de desesperación. Era uno de los compañeros de Alex, herido en combate y buscando refugio en la oscuridad de la noche.—Alex... —susurró el soldado, con la voz entrecortada por el dolor—. Necesito ayuda... Sin dudarlo, Alex se acercó al soldado herido, ofreciéndole su apoyo y consuelo en medio de la oscuridad. Juntos, buscaron un lugar seguro donde el soldado pudiera descansar y recibir tratamiento médico, lejos del peligro que acechaba en la noche. Mientras cuidaba del soldado herido, Alex se sintió invadido por una sensación de determinación renovada. Sabía que la guerra era implacable y despiadada, pero también sabía que no podía rendirse ante la adversidad. Con cada vida que salvaba y cada compañero que protegía, se aferraba con más fuerza a la esperanza de un mañana mejor. Y así, en medio de la oscuridad de la noche y los horrores de la guerra, Alex encontró la fuerza para seguir adelante, jurando defender a su país y a sus compañeros hasta el último aliento. Continuará...