Pamela se sentó en el autobús escolar con su libro favorito en mano, "Juventud Desenfrenada", los demás estudiantes conversaban y hacían chistes malos entre ellos pero ella le encanta leer libros y sumergirse de lleno en las historias. Este era su escape del mundo mientras viajaba hacia la escuela. Aferrada a las páginas, se sumergió en la historia de amor y aventura, ajena al revuelo que se avecinaba.
David, un chico de 1.80cm, mestizo, fornido, de cabello negro, ojos grandes y negros, y sonrisa encantadora con labios gruesos y carnosos era el chico más popular y atractivo del instituto, subió al autobús con su sonrisa deslumbrante y su aura de confianza. Después de saludar a todos y todas en el autobús sus ojos escanearon el pasillo, deteniéndose en Pamela. Su belleza natural, su tez pálida y su cabello castaño ondulado lo impresionó de inmediato, pero ella estaba tan absorta en su lectura que ni siquiera levantó la vista.
David, acostumbrado a ser el centro de atención de muchas chicas y chicos en el instituto, sintió una punzada de curiosidad. ¿Quién era esa chica que no lo miraba? Se abrió paso entre los asientos, decidido a llamar su atención.
—Hola —dijo David con una sonrisa cautivadora mientras se deslizaba en el asiento junto a Pamela.
Pamela levantó la mirada, sorprendida por la interrupción. Sus ojos se encontraron con los de David, y por un momento, se sintió atrapada en su intensa mirada(pensó con lujuria al verlo).
—Hola —respondió de forma tranquila y amable, pero eso no la apartó de la lectura de su interesante libro.
David notó la reacción de Pamela y decidió no rendirse fácilmente, le encantaba lo complicado. Con un encanto innato, comenzó a conversar con ella, buscando romper la barrera que había entre ellos.
—¿Qué estás leyendo? —preguntó, inclinándose ligeramente para echar un vistazo al título del libro en las manos de Pamela.
—Es "Juventud Desenfrenada" —respondió Pamela, mostrando la portada del libro.
David asintió, con una sonrisa juguetona en los labios.
—¿Te gusta? —inquirió, interesado en conocer más sobre los gustos de Pamela.
Pamela asintió, sintiéndose un poco más cómoda en presencia de David.
—Sí, es una historia fascinante. ¿Tú lees? —preguntó, devolviendo la pregunta con cortesía.
David se sorprendió e incomodó por la pregunta de Pamela ya que él no era un chico de lectura de libros, para él significaba perder tiempo de calidad en el gym, básquet o incluso de fiestas organizadas por sus amigos.
A medida que conversaban, Pamela comenzó a darse cuenta de que David sólo era un chico popular, atractivo y hueco que le gustaba atraer la atención de todas las chicas que lo conocían. Descubrió su lado amable pero no deseaba tener una relación de amistad con él tan cercana aún ya que ella no contrastaba con su reputación superficial.
El autobús llegó a la escuela, interrumpiendo su conversación. David y Pamela intercambiaron sonrisas y miradas antes de separarse para dirigirse a sus respectivas clases.
Mientras caminaba por los pasillos de la escuela, Pamela no pudo evitar sonreír y pensar lo que esté instituto le tiene preparado para ella. Había conocido a David de una manera completamente diferente a lo que esperaba, y estaba emocionada por descubrir qué más les deparaba el destino.