Esa noche soplaba un viento gelidó
Las ramas de los arboles se mecian con un vaiven extraño mientras las hojas volaban en una dulce danza con el viento.
Decidi mirar a un lado y me detuve en un par de ojos cafes que me miraban fijamente, un par de ojos que eran capacez de quitarme el frio con solo mirarlos ...
Que me hacian sentir segura, en casa, como si el tiempo, lugar o espacio no importaran.
El nunca sabrá todo lo que su dulce mirada provoca en mi; nunca se lo he dicho, quizas por miedo ? No lo se, pero no me atrevo a confersarle lo que siento por el y eso me llevo a una conclusion ; El nunca lo sabrá.