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Chapter 3 - Ciudad de Noxterlur

Una ciudad costera se imponía al inmenso mar; era la capital de Adraplanum, un país rico en minerales, especialmente en oro y plata. Noxterlur resaltaba por sus enormes construcciones flotantes, decoradas con metales y gemas preciosas que, al anochecer, emanaban una luz preciosa. Otras construcciones, ubicadas en tierra firme, eran igualmente de curiosas en formas caprichosas y hermosas.

Corrían las horas del principio de la noche, cuando en una estructura flotante llamada "La Convenvene" se celebraba la despedida de los herederos de las cinco grandes casas.—Estimados asistentes, sin mayores preámbulos, que dé inicio la celebración— Y comenzaron los aplausos, seguidos de música y pronto murmullos.Largos vestidos de muchos colores, sin alejarse de aquellos que representaban a estas casas, brillaban y bailaban desesperadamente, como si dijeran "aquí estoy, elíjeme a mí". Y fracs los acompañaban, moviéndose con dedicación en un intento de captar la atención.Este baile obligatorio había terminado, y pronto, la mayoría de las parejas de baile se habían separado.—Ya ha pasado más de dos horas, ¿por qué ninguno de ellos ha hecho acto de presencia?—dijo una voz delgada que sonaba desilusionada.—Elit, esta es una fiesta para celebrar una nueva etapa en sus vidas, no una en la que sus presencias sean requeridas —dijo firmemente otra voz, aunque si prestabas más atención, notarías también desilusión.—Margot, no seas muy ruda. Lady Elit, la hija del conde Flábeck, aún no sabe cómo son estas fiestas, ya que asiste por primera vez. Sé más cortés con ella, ¿quieres? —dijo una voz amable.—Está bien, Lady Marie. Seré más paciente con ella—Era la medianoche y la fiesta estaba por terminar cuando las puertas del gran salón se abrieron por segunda vez en esta noche. Justo después, la multitud se volvió hacia la puerta al escuchar el anuncio de la llegada de uno de los homenajeados.Aquel hombre caminó por un camino abierto hacia el centro del salón, hecho inconscientemente por aquellos que lo admiraban de reojo. Todos en silencio esperaban que dijera algo.—Y bien, parece que ustedes han estado divirtiéndose demasiado, así que, ¿por qué no unirme a ustedes?——Lady Marie, esta noche, comparta un baile conmigo, me haría muy feliz——Encantada, mi señor—Marie se acercó al hombre, y ambos empezaron a bailar. Pronto los demás los siguieron y la tensión por dicha presencia disminuyó, solo lo suficiente como para bailar con tranquilidad. —Es una grata sorpresa que haya venido a esta fiesta—dijo Marie.—Sabes que no podría perdérmela. Ver caras sumisas y repletas de envidia de los presentes, sí que es grato para mí—dijo el hombre, mientras miraba fijamente a los ojos de Marie.—Probablemente sus amigos, también querrían regocijarse como usted, ¿no le parece?—dijo Marie, evitando mirar el rostro del hombre.Al término de sus palabras, Marie escuchó una risa un tanto reprimida y se inquietó. Sintió que el brazo que sujetaba su cintura la presionó hacia adelante, acercándola más al rostro del hombre.—¿Amigos, Lady Marie?¿Acaso no soy suficiente compañía para usted?— dijo el hombre, que al parecer se estaba divirtiendo con lo que había dicho.—Discúlpeme, eso no fue lo que quise decir. Es solo que creí que talvez usted...—No se preocupe, Marie. Es solo una broma. Me disculpo si fui inoportuno.—La música terminó y el baile llegó a su fin.—Bueno, parece que es hora de irme. Gracias por acompañarme en este baile, Lady Marie. Espero encontrarme con usted en esa prisión que llaman el internado— dijo el hombre mientras le daba un beso en la mano como despedida, y tan pronto como llegó, se fue.Por un momento todos miraron a Marie, muchos con envidia y celos. —Lady Marie, que afortunada es. Él la eligió como su acompañante esta noche. Estoy segura que usted le gustó—dijo Margot, entusiasmada por tal encuentro. Marie no dijo nada, solo mostró una sonrisa como si dijera: "sí, yo de entre toda esta escoria".Esa madrugada, en Noxterlur, se transportaba en tierra firme lo que parecía ser una especie de gran esfera oscura, suficiente como para alojar a tres personas. Era un"muyu", que era el transporte más popular en Adraplanum, aunque era un lujo tener uno propio o transportarse en uno. Un hombre bajo de la esfera, cuando alguien dijo: —Señor, el horario de visitas ha terminado. Si tiene su carta, por favor, preséntela mañana en el horario de...— dijo el guardia que custodiaba una entrada, cuando fue interrumpido por el poseído, quien no tenía una carta pero si la insignia de la casa Nerium. —Disculpe, adelante, señor— dijo el guardia, sin más objeción.El poseído ingresó a la esfera y esta continuó hacia adelante. Cuando se detuvo, una luz roja empezó a escanearla. Al finalizar, se escuchó un pitido grave. El muyu empezó a elevarse en el aire. Parecía que simplemente flotaba en el aire, pero aunque no se viera, se estaba desplazando por un campo de energía vertical que subía hasta lo más alto del cielo. El muyu se detuvo a la entrada de una gigantesca estructura flotante, era La Casa Nerium. Las rejas de la entrada se abrieron, y el muyu avanzó por un extenso camino adornado por los laterales de hermosas flores blancas que emitían una tímida luz carmesí, fuentes de agua y arbustos perfectamente podados. Al concluir lo que parecía una excursión de quince minutos, la esfera ingresó a la mansión, dirigiéndose a una de las habitaciones del segundo piso. El poseído bajó del muyu y tocó una gran puerta situada al medio y al final de un largo pasillo. —Entra 246— dijo la voz profunda, áspera e implacable del Duque.—La he traído mi señor Duque, está inconsciente dentro del muyu.— El Duque, un hombre inteligente y con mucha experiencia, se mostraba con arrugas y canas que eran prueba del tiempo, pero su mirada aún tenía la fuerza de querer conquistar todo. Sentado tras un gran escritorio hecho de la madera más fina que se pueda encontrar en Adraplanum, miró al poseído. —Traéla ante mí —dijo el Duque.El poseído sacó a Lisa del muyu y la tendió en el suelo. Se notaba en el rostro de Lisa el cansancio y en sus ropas la lucha y tragedia.—Bonita,...— dijo el Duque y se quedó mirándola unos segundos. —Despiértala ahora— dijo el Duque con seriedad.El poseído se agachó y, estando cerca del rostro de Lisa de sus manos salieron luces verdes chispeantes que despertaron a Lisa.Al instante Lisa se puso de pie, y empezó a correr en dirección a la puerta, pero esta fue bloqueada por el poseído.—Parece que eres muy testaruda o muy tonta ¿o, acaso ambos?— dijo el Duque, mientras se acercaba a la chica.—¿Quién es usted?. Dígale que me deje pasar, ahora— dijo Lisa con una voz ronca de tanto sufrir.—Y también te gusta dar órdenes— dijo el duque, que empezó a reírse en una forma burlona y despectiva.—¡Dígame, dónde estoy, y quién es usted!— continuaba Lisa.Los párpados del duque dieron paso a unos ojos saltones y su rostro se tensó en una expresión de fastidio y enojo, y sus labios eran una clara muestra de indignación. Agarró a Lisa del cuello cuando le dijo: —Que no se te olvide en qué posición estás, niña—«No, no otra vez», pensó Lisa temiendo otra vez lo peor. Segundos después, el Duque la soltó y al fin pudo respirar.—Ahora estas aquí, así que olvida el resto. Mañana irás a tu nuevo hogar, 246 te visitará ocasionalmente para vigilar tu comportamiento y hacerte llegar mis órdenes— dijo el Duque tan confiado como siempre de que sus palabras se cumplirían sin rechistar.—¿Y si me niego?— dijo Lisa como si el universo le habría dado el poder de leer las mentes para poder molestar en este preciso momento al Duque de Nerium.—Soy piadoso, y no he concebido el borrarte la memoria y mantenerte encerrada aquí— dijo el Duque.Lisa había presenciado cosas inexplicables, así que no estaba segura que si lo de borrar su memoria era cierto o una mentira.—¿Tú mataste a mis padres?— dijo Lisa, tensa y ansiosa por escuchar lo que decía aquel hombre.—¿Tus padres?, esa gente... ¿tus padres?— dijo el Duque y empezó a reír. —Esos no eran tus padres, solo escoria que te raptó de tu hogar y deber. Ahora has vuelto a tu ciudad natal, ya no estarás en ignorancia— dijo el Duque con una voz donde se filtraba impotencia e ira de antaño.—¡Maldito, tú los mataste, maldito! ¿¡Porqué, porqué?!, ¡eres una desgraciado, maldito monstruo!— dijo Lisa que sentía que la ira aparecía de nuevo en sus entrañas.—¿Porqué?, ellos se lo buscaron. Se les avisó que mis deseos habían cambiado ligeramente y los muy estúpidos se dispusieron a escapar. Así que, no hagas que sus vidas hayan sido en vano y haz lo que te digo— dijo el Duque.No había forma de escapar por la fuerza, así que Lisa supo que lo único que podía hacer, por el momento, era seguir las reglas de aquel Duque y así tener tiempo para encontrar una forma de escapar y al mismo tiempo descubrir la verdad dentro de este entramado lleno de mentiras y secretos.—Iré— dijo Lisa.—Oh, así que, ¿ya no tienes quejas?— dijo el Duque.—Por el momento—dijo Lisa.—Llévatela— dijo el Duque a 246.«Aunque sigas dando problemas, solo lo harás dentro de una jaula», pensó el Duque.