"Dentro de cada uno de nosotros, está la semilla del bien y del mal. Es una lucha constante sobre cuál ganará. Y uno no puede existir sin el otro" Eric Burdon.
Llevábamos alrededor de 2 horas caminando, la ciudad no había cambiado mucho, claro; si ignoras el hecho de que ahora hay personas enfermas que quieren matarte. Para llegar a la zona muerta, nos faltaba alrededor de 1 hora más caminando... siempre que mantuviéramos el mismo ritmo que habíamos estado llevando por las últimas dos horas.
"¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás ayudando a esta gente?"— La voz en mi cabeza empezó a acosarme. No tenía nada que ver con ellos, ni siquiera tenían oportunidad de lograrlo, sin importar que Aurora siguiera en pie.
Era imposible que John lograse llevarlos allá, él era sólo un soñador, siempre lo había sido, demasiado bueno para este mundo, pero yo no era como él.
—Chloe, descansemos en esa tienda —John apuntó a un pequeño establecimiento.
Asentí y ambos caminamos hacia la tienda. Desde afuera parecía como si el tiempo, y la soledad no le hubiera afectado. Al acercarnos a la puerta, ambos nos pusimos a los lados.
Abrí la puerta lentamente y John sacó de su mochila una lata vacía, para después lanzarla hacia adentro. La lata rebotó unas cuantas veces antes de caer al suelo; nada ni nadie reaccionó al ruido de la lata.
—Parece vacío —le dije a John.
—Sí, lo parece. —John agarró su arma—. No bajes la guardia.
John entró primero con su arma levantada, y yo le seguí el paso de la misma forma. Por dentro, la tienda estaba oscura y sin un rastro de luz, pero parecía muy limpia para estar abandonada.
—¿No crees que está muy limpia? —le pregunté a John.
—Sí, parece que alguien está o estuvo viviendo aquí. —John empezó a buscar en su mochila y sacó una linterna—. Chequearé la parte de atrás, tú te puedes encargar de los baños de empleados.
—Bien. —Busqué una linterna en mi mochila—. Nos vemos aquí en cinco.
John asintió para después abrir cuidadosamente una de las puertas que estaba después del mostrador. Yo caminé un poco hasta el fondo del otro lado del mostrador donde estaba el baño de empleados.
Cuando abrí la puerta, estaba tan oscuro que me era difícil ver más allá de lo que la linterna podía alumbrar. Me empecé a adentrar en la oscuridad, por lo que podía ver, era un baño con cinco retretes.
—Genial —murmuré.
Eso parecía una jodida película de terror, con eso en mente me acerqué al primer retrete. Lo abrí y estaba vacío. Empecé a caminar al segundo retrete. Estaba tan nerviosa que podía escuchar mi corazón latiendo en tiempo real.
Empecé a abrir la puerta y rechinaba. Estaba vacío. Cuando estaba a punto de ir al tercero, escuché un ruido venir del último retrete. Silenciosamente me acerqué y, cuando estaba a punto de abrir, vi algo rodar por debajo, parecía ser un juguete.
—Hey, ya sé que estás ahí. —le hablé a quién sea que estuviera escondido del otro lado—. Abre la puerta lentamente, no hagas nada estúpido.
—Estoy saliendo, no me hagas daño. —Una voz que parecía ser la de una niña se escucha del otro lado.
La puerta comenzó a abrirse y la persona que se escondía empezó a salir. Era una niña de unos 13 años; al verla bajé mi arma, la niña aun así mantenía sus manos levantadas.
—Puedes bajar tus manos, cariño.
La niña de manera nerviosa hizo lo que le pedí.
—¿Por qué no vamos afuera?
Salí del baño con la niña. John ya se encontraba esperando por mí.
—¿Y esa niña? —preguntó John al ver a la niña detrás de mí.
—Ya encontramos la razón por la que estaba tan cuidado.
John se acercó a la niña que estaba manteniendo su distancia.
—Hola, pequeña, ¿cómo te llamas?
—Emma —respondió la niña tartamudeando.
—¿Por qué estás aquí sola?, ¿Dónde están tus padres?
—Ellos... se fueron —respondió dudosa Emma— Pero dijeron que volverían.
—Oh, entiendo, Emma, yo soy John. —John apuntó hacia mí—. Y la mujer aterradora de allí es Chloe.
—Okay —respondió Emma.
—Si no te parece mal, Emma, mi amiga y yo descansaremos un poco aquí y después seguiremos nuestro camino.
Emma simplemente asintió. John y yo tiramos nuestras mochilas al suelo y nos sentamos. Emma se quedó mirándonos un rato desde lejos, después empezó a acercarse lentamente y terminó sentándose, pero manteniendo algo de distancia.
"¿Por qué sigues aquí, Chloe? ¿Por qué sigues actuando como si fueras una buena persona?" — Una vez más la voz empezó a reconvenirme.
—John, revisaré los alrededores. —dije. Trataría de despejarme.
"¿Finalmente vas a escapar?" — Escuché dentro de mi cabeza
—Entendido, no te tomes mucho tiempo. —gritó John
—Seré rápida. —Comencé a caminar a la puerta que estaba detrás del mostrador.
"Sí, es mejor que te vayas... tu presencia simplemente lástima a las personas".
—Chloe, ¿estás bien? —me preguntó John antes de que abriera la puerta.
—Nunca he estado mejor, ¿por qué preguntas? —Forcé una sonrisa en mi rostro.
John me miró detenidamente por unos segundos.
—No es nada, sólo pregunto.
Abrí la puerta, adentro estaba oscuro, por eso saqué mi linterna y comencé a caminar. Alrededor pude ver unas cajas amontonadas, y al fondo había un escritorio donde había un solo libro que parecía un diario. Simplemente, lo ignoré y me senté en la oscuridad.
Tenía tantas cosas que pensar. Cosas que simplemente no podía ignorar. Por eso quería estar sola.
"Tú amas estar sola".
Simplemente, me resultaba difícil estar sonriéndole a las personas, me asfixiaba tener que obligarme a pensar que todo estaba bien. Convencerme de que debía confiar en otros, y ser amigable. (Sin darme cuenta estaba respondiendo a la voz en mi cabeza).
"Tú no confías en nadie. Tú no confías en ellos".
"Sí, tienes razón, no lo hago. No confío en ellos, ¿por qué lo haría?, apenas los conozco. —El soliloquio no paraba —Confiar en los demás hace que te maten".
"Igual como mataste a Dilan, porque él confió en ti". —Esa acusación frontal de la voz en mi cabeza, me tomó por sorpresa. Pero después de unos minutos me sorprendí a mí misma argumentando.
"Ellos eran buenas personas, pero eso los hacía unos idiotas confiados. John, buen amigo, me gustaría creer que podemos hacer un milagro, que podemos salvar a todos."
"Mientes. Nunca te importaron los demás".
—¡Cállate! —Era mi propio grito rompiendo el silencio
"Pobre Jin... no sabe que salvó a un monstruo".
—¡Cállate! —Volví a gritar. Necesitaba hallar la manera de callar esa voz.
"Vamos, mi pequeño monstruo".
Repentinamente, vi la imagen claramente: Mis manos estaban alrededor de su cuello, lo estaba estrangulando. Dilan simplemente se reía.
"Lo estás disfrutando, monstruo".
—Cállate, voy a matarte. —Quiero que se calle, apreté mi agarre—. Sólo muérete...
Su cuerpo se retorcía, y su risa paró, pero al ver su rostro, ya no era Dilan a quien estaba estrangulando, sino a Jin.
—¿Por... qué me estás haciendo esto, Chloe? —sus lágrimas salían de sus ojos, mientras yo estaba extinguiendo su vida.
No paré de estrangularla, no hasta que cesó el brillo de sus ojos. ¿Qué había hecho?
"La mataste igual como lo hiciste con Dilan".
No quería hacerlo.
"Entonces, ¿por qué estás sonriendo?"
En mi cara había una sonrisa, ¿por qué estaba sonriendo?
"Asesina".
—Detente... ¡No sigas!
"Egoísta".
—Sólo para, por favor...
"Monstruo".