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Chapter 9 - Mil voces

Una hora después, nos encontrábamos en el estacionamiento del centro comercial, no había infectados a la vista, estaba silencioso, demasiado para ser bueno.

—¿Estás seguro de que John está aquí? —le pregunté a Mark.

Mark miró a los alrededores.

—Sí, debe estar esperando adentro.

—No me agrada nada todo este silencio —dijo Jin cruzando sus brazos. Lisa, deberías quedarte en el auto.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Lisa.

—Si las cosas salen mal, prefiero que no te pierdas de nuevo —dijo Jin, algo mal humorada.

—Pero... —Mark la interrumpió— Detente Lisa, haz lo que te dice Jin.

Mark cogió una bolsa y la abrió, dentro había una pistola.

—Necesito que alguien se quede en la furgoneta con Lisa y la proteja. —Volviéndose hacia Jonathan—. Tú serás esa persona.

—No hay problema —dijo Jonathan asintiendo.

Mark le entregó la pistola a Jonathan.

—Toma, por si acaso —dijo Mark, metiendo otra pistola en su mochila.

—No te preocupes —asintió Jonathan.

Mark se volvió hacia el resto de nosotros.

—Vale, vámonos. No tenemos mucho tiempo, así que quédense cerca y estén atentos a cualquier movimiento —dijo Mark, caminando hacia la entrada.

Le seguimos, las puertas del centro comercial estaban cerradas, así que Mark sacó una palanca e intentaba abrirlas.

—Mierda, esto está bien cerrado —dijo Mark, guardando la palanca.

—Deberíamos probar por la parte de atrás —dijo Jin.

—Buena idea —le respondió, guiándonos por el lateral del centro comercial.

Nos acercamos a la entrada trasera y vimos que la puerta estaba entreabierta. Mark nos hizo señas para que nos detuviéramos, nos agachamos y esperamos.

Después de unos minutos, Mark nos indicó que avanzáramos. Entramos en el centro comercial y cerramos la puerta detrás de nosotros, el centro comercial estaba oscuro e inquietantemente silencioso, no había rastro de John.

—¡John! —gritó Mark, mirando a su alrededor.

—Deberíamos separarnos —dijo Jin, mirándonos.

—De acuerdo —dijo Mark, asintiendo— Jin, Chloe, ustedes tomarán el lado derecho del centro comercial, y yo tomaré la izquierda —agregó, mirando a las escaleras.

—De acuerdo —dijo Jin, asintiendo.

—Mantente en contacto por radio —dijo Mark, sacando una radio de su mochila y entregándosela a Jin.

—Entendido —respondió Jin.

—Vamos, Chloe —dijo Jin, cogiéndome de la mano y llevándome escaleras arriba.

Mark nos miró salir, luego se dio la vuelta y se marchó en otra dirección, entró en una de las tiendas y miró a su alrededor, no había ni rastro de John.

—Dios, ¿dónde está ese estúpido? —pensó en voz alta.

Lo que sucedió a partir de ahí, Mark nos lo contó después: Siguió avanzando con cautela por el centro comercial desolado, con el sonido de sus propios pasos resonando en el vacío. Cada sombra albergaba un peligro, cada rincón podía ocultar una amenaza. Se acercó al patio de comidas y se detuvo en seco al escuchar un sonido inquietante: alguien masticando.

—¿Qué diablos? —El corazón de Mark comenzó a latir con fuerza mientras se giraba lentamente hacia la fuente del ruido.

Allí, en una de las mesas, vio a un hombre. Lo que Mark vio en su rostro lo hizo retroceder en un paso involuntario. El hombre tenía los ojos enrojecidos y la boca cubierta de sangre, devorando lo que parecía ser carne cruda con voracidad animal.

Sin pensarlo dos veces, Mark levantó su pistola, apuntando directamente al hombre.

—¡Eh! —gritó con voz firme, intentando ocultar el temblor en sus manos.

El hombre, en fracciones de segundo, detuvo su festín carnívoro y alzó la mirada hacia Mark, con una expresión salvaje y desquiciada. Un gruñido gutural escapó de sus labios, a la vez que se lanzaba hacia él con ferocidad.

Mark apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el hombre lo embistiera con fuerza, derribándolo al suelo con un golpe contundente. El dolor punzante se apoderó de su brazo cuando los dientes del hombre se hundieron en su carne, arrancando un grito de agonía de su garganta.

—¡Suéltame, maldición! —rugió Mark, luchando desesperadamente por liberarse mientras golpeaba al hombre con la pistola.

Con un esfuerzo frenético, logró empujar al atacante lo suficiente como para sacar su arma y apretar el gatillo. El sonido ensordecedor del disparo llenó el aire, y la bala impactó directamente en la cabeza del hombre, deteniendo su ataque de raíz.

El cuerpo sin vida del hombre cayó pesadamente al suelo, pero la victoria de Mark se vio empañada por la sensación de ardor en su brazo, donde las mordeduras habían dejado profundos surcos en su piel. Se levantó con dificultad, respirando agitadamente mientras la sangre manaba de su herida.

—Maldita sea —murmuró Mark, envolviéndose el brazo en una toalla y aplicando presión sobre la herida.

—He oído un disparo —dijo Jin por la radio.

—Estoy bien —dijo Mark, sujetando la radio.

—Voy a comprobar la zona —dijo Jin, preocupada.

—Ten cuidado —dijo Mark, antes de cortar la radio.

Jin y yo estábamos explorando la parte derecha del centro comercial cuando vi una figura sombría en una de las tiendas.

—Espera, Jin.—dije poniéndola en alerta

—¿Qué pasa? —preguntó ella.

—Creo que vi a alguien en una de las tiendas que pasamos —le dije a Jin, mientras me devolvía a ver la tienda.

—Vamos a echar un vistazo —dijo ella mientras sacaba su cuchillo.

Miré por la ventana y volví a ver la figura, pero estaba demasiado oscuro para distinguir quién o qué era.

—Quédate detrás de mí —dijo Jin mientras empujaba la puerta para abrirla.

La figura seguía de pie en medio de la tienda y, al acercarnos, nos dimos cuenta de que era un maniquí.

—Maldita sea, odio estas cosas —dijo Jin, bajando el cuchillo.

—Oye, ¿qué estás haciendo? —preguntó Mark por radio.

—Hemos encontrado un maniquí —dijo Jin, mirándome.

—El bastardo casi nos mata del susto —dije bromeando.

—Muy gracioso, ahora mantente alerta —dijo Mark, cortando la radio.

Seguimos buscando por el centro comercial, pero no encontramos ni rastro de John, ni de nada.

—Este lugar es espeluznante —dije temblando.

—Sí, a mí tampoco me gusta —me respondió Jin, mirando a su alrededor.

Oímos un ruido y nos giramos para ver a un hombre caminando hacia nosotras, tenía una mirada enloquecida y llevaba un cuchillo...

—¿Señor? —preguntamos al mismo tiempo mientras caminábamos hacia atrás.

—Las voces no son reales... ustedes no son reales —balbuceaba el hombre.

El hombre estaba claramente trastornado, su ropa estaba sucia y tenía una mirada enloquecida.

—Eh, no queremos problemas —dijo Jin levantando las manos.

El hombre arremetió contra nosotras, lo esquivamos y él lanzó un tajo al aire que no nos alcanzó por poco.

—Chloe, ¡corre! —gritó Jin mientras nos separamos y tratamos de poner distancia entre nosotras y él.

El hombre corrió tras Jin, ella intentó huir, pero él era demasiado rápido, la atrapó y empezó a estrangularla.

—¡No! —cogí una silla y le golpeé en la cabeza.

El hombre se giró hacia mí y balanceó su cuchillo haciéndome un pequeño corte en la muñeca.

—¡Maldición! —grité mientras revisaba mi brazo buscando sangre.

El hombre me agarró de la garganta y me levantó en el aire, su cara a centímetros de la mía, olía a mierda y a muerte.

—Aléjate de ella —gritó Jin, que cargó contra el hombre y lo tiró al suelo.

Lucharon en el suelo, el cuchillo del hombre estaba a centímetros de la garganta de Jin. Ella rodó en el suelo y trató de apuñalarle, pero el hombre le dio un golpe en la cara, haciendo que Jin dejara caer el cuchillo.

—Chloe, corre —gritó Jin, mientras el hombre la levantaba y empezaba a estrangularla de nuevo.

Eché a correr, cogí el cuchillo y apuñalé al hombre por la espalda. Este soltó un grito de dolor y dejó caer a Jin, que jadeó y se arrastró lejos.

El maniático se volvió hacia mí y gruñó, la sangre goteaba de la herida de su espalda.

—Déjala en paz —gritó Jin, llamando su atención.

—Deberías habernos dejado en paz, maldita criatura —gruñó el hombre.

Aquel desquiciado no parecía un infectado, pero sí que estaba completamente loco. Vestía de ropa militar. Quizá era un soldado sobreviviente. Se avalanzó sobre Jim, y empezó a maldecirla.

—No dejaré que me manipulen —gritaba con furia —¡Engendros del infierno! —y dirigiéndose a Jim —¡Puedo reconocerte! ¡Alienígena inmunda! ¡Voy a matarte!

—Que te jodan —gritó Jin y lanzó una silla cercana contra el hombre, derribándolo.

Al verle en el suelo, Jin y yo corrimos hacia él, y Jin le apuñaló en el pecho, él gritó y pataleó, pero Jin era demasiado fuerte.

—Muere, loco cabrón —gritó Jin, e hirió al hombre en la cabeza, matándolo.

Jin estaba de pie junto al cuerpo del hombre, respirando con dificultad, la sangre del hombre cubriendo su ropa y su cara.

—¿Estás bien? —pregunté, mirando a Jin.

—Sí, estoy bien —dijo Jin, limpiándose la sangre de la cara.

—Tenemos que seguir buscando a John —dije, mirando alrededor de la tienda.

"John, por qué querías que viniéramos aquí..." Pensé para mis adentros.

—Hey, chicas... —llamó Mark por radio—. He encontrado algo—.

—¿Qué es? —pregunté, mirando la radio.

—Vengan rápido a zona de ropa —dijo Mark antes de cortar.

—¿Área de ropa? —pregunté confundida.

—Por aquí —dijo Jin, señalando en dirección al departamento de ropa.

Nos apresuramos a atravesar el centro comercial, manteniendo los ojos bien abiertos por si veíamos alguna señal de John o de peligro, cuando entramos en el departamento de ropa, vimos una figura sentada en una silla, estaba de espaldas a nosotras

—¿Mark? —preguntó Jin mientras se acercaba lentamente.

La figura se volvió hacia nosotras y vimos que no era Mark, sino un maniquí vestido con uniforme militar, había una nota prendida en el pecho del maniquí.

—¿Qué demonios es esto? —susurré, un poco asustada.

—Es un mensaje —susurró Jin, mientras se acercaba y leía la nota—, está escrito con sangre.

—¿Qué dice? —pregunté mirando la nota.

—Esas voces no son ellos —dijo Jin, leyendo la nota.

—Vamos —dije, siguiendo a Jin fuera del departamento de ropa.

—Llamaré a Mark por radio —dijo Jin, cogiendo su radio.

—Estoy... en leeeee chhoell... —La voz de Mark se escuchaba con interferencia. Después de unos segundos se escuchó más clara.

—¿Dónde están?

—Mark no te escucho bien —dijo Jin.

—Estoy en el nivel leeet —la voz de Mark llegó más clara.

—En el segundo nivel —grité y miré a Jin.

—Sí, estamos en el segundo nivel, ¿dónde estás tú? —preguntó Jin, acercando la radio.

—Estoy viéndote. —La voz de Mark se notaba algo extraña, luego se cortó.

—Qué coño —maldijo Jin, mirando a su alrededor.

—Vámonos de una puta vez de aquí —dije, caminando hacia la salida.

—Espera —dijo Jin, deteniéndome—. Tenemos que encontrar a Mark.

—No puede estar lejos —dije, mirando a todos lados.

—Mark, ¿dónde estás? —preguntó Jin por la radio.

Caminamos por el centro comercial, sin dejar de buscar a Mark, pero no había rastro de él.

—Esto se está poniendo raro —dije mirando a mi alrededor.

—Todo saldrá bien —dijo Jin, apretándome la mano.

—¿Por qué John nos pediría venir aquí? —preguntaba—. ¿Qué demonios está pasando?

—No lo sé, pero tenemos que encontrar a Mark —dijo Jin, caminando más rápido.

—Mark, ¿dónde estás? —pregunté a la oscuridad.

—Estoy aquí mismo —respondió la voz de Mark desde las sombras.

—Qué coño —dije, mirando a mi alrededor.

Jin me soltó la mano y caminó hacia el sonido de la voz de Mark, yo la seguí de cerca, no quería quedarme sola.

—¿Mark? —preguntó Jin con voz temblorosa.

—Estoy aquí —respondió la voz de Mark desde las sombras.

—¿Qué está pasando? —pregunté, asustada.

—No te preocupes, todo irá bien, acércate —respondió la voz de Mark, pero no parecía él.

Jin se detuvo y se volteó hacia mí, estaba asustada.

—Algo va mal —dijo mirándome.

—¿Qué pasa? —pregunté sin entender.

—Esa cosa no es Mark —me dijo Jin mientras se alejaba de la voz.

—Espera —dijo la voz de Mark.

—No le hagas caso —dijo Jin alejándose.

—Vuelve —gritó la voz, haciéndose más fuerte.

—Sigue andando —dijo Jin, mirándome.

—¿Qué está pasando? —pregunté, caminando más deprisa.

—No lo sé, pero tenemos que salir de aquí —dijo Jin, mientras me guiaba hacia la salida.

—¿Dónde está Mark? —pregunté, sin saber qué estaba pasando.

—No lo sé —dijo ella, intentando abrir la puerta de salida.

—Por favor, no me dejes —gritó la voz de Mark.

—Sólo está jugando con nuestras cabezas —dijo Jin, empujando la puerta de salida.

—¿Qué es eso? —pregunté, sin dar crédito a lo que oía.

—¡Un fantasma! —respondió la voz, riendo.

—Que te jodan —dijo Jin, sin dejarse intimidar.

—Jin, mira —dije, señalando a la figura que caminaba hacia nosotros.

—Mark, ¿eres tú? —preguntó Jin, mientras la figura se acercaba.

—Sí —respondió la figura, pero no parecía él.

—No es cierto —dije, dando un paso atrás.

—No es él —dijo Jin, intentando abrir la puerta de salida.

—Acércate —dijo la figura, y su voz resonó por todo el centro comercial.

—Vete a la mierda —dijo Jin, mientras finalmente consiguió abrir la puerta de salida.

—Ayúdame —suplicó la figura, su voz sonaba desesperada.

—Es una trampa —dije, alejándome de la figura.

—No le hagas caso —dijo Jin, guiándome a través de la puerta de salida.

—No —gritó la figura, con voz entrecortada.

—Déjanos en paz —le dije mientras se cerraba la puerta de salida.

De repente la voz cambió. Miré a Jin, y pareció afectada.

—No te preocupes, estoy aquí —dijo la silueta con voz tranquila.

—Vete —dijo Jin.

—No, no, no —respondió la figura con voz segura.

—Vamos —dijo Jin, mientras la puerta de salida se cerraba. Estaba muy rara.

—Jin, ¿qué pasa? —le pregunté, mirándola.

—¿Dónde estamos? —preguntó Jin mientras miraba alrededor.

—Es el segundo nivel —dije, sin sospechar lo que estaba pasando.

—No, esto no está bien —dijo Jin, mirando a todas partes.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Este no es el segundo nivel —dijo Jin, sonando confusa.

—¿Qué quieres decir? —pregunté mirando a mi alrededor tratando de encontrar una explicación.

—Tenemos que estar en el primer nivel —dijo Jin con voz temblorosa.

—¿Cómo podemos estar en el primer nivel? —pregunté, sin entender.

—No lo sé —respondió Jin, sin mirarme.

—Jin, ¿qué te pasa? —le pregunté preocupada, poniéndole una mano en el hombro.

—No es nada —respondió Jin, con voz extraña y girándose para mirarme.

—¿Por qué lloras? —le pregunté, viendo las lágrimas en sus ojos.

—No estoy llorando —respondió Jin, con la voz entrecortada.

—¿Qué pasa? —pregunté, tratando de entender.

—Esa cosa está usando la voz de mi madre —respondió Jin mientras comenzaba a llorar.

—¿De qué estás hablando? —pregunté, sin lograr entender nada.

—Esa cosa se está haciendo pasar por mi madre —respondió Jin, secándose las lágrimas de los ojos—. Pero ella está muerta.

—Jin, cálmate —le dije, intentando consolarla.

—Lo siento, Chloe, pero no vamos a conseguir salir de aquí —dijo Jin, mientras me abrazaba.

—No digas eso —respondí, juntando fuerzas—. Vamos, te prometo que saldremos de aquí —agarré la mano de Jin y empecé a buscar una salida.

—No moriremos en este puerco lugar —dije, guiándola por el centro comercial.

—Espera —dijo Jin, deteniéndome.

—¿Qué pasa ahora? —pregunté, mirándola con asombro.

—Algo va mal —dijo Jin, mientras una luz empezó a aparecer en la pared.

—¿Por qué lo dices? —pregunté, confundida.

—Creo que esa cosa viene por nosotras —dijo Jin, con la voz llena de miedo.

—¡Corre! —le grité a Jin.

—Vamos —dijo Jin, tirando de mí.

Corrimos por el centro comercial, intentando encontrar una salida, pero el piso se desmoronaba debajo de mis pies haciéndome caer.

—¡Mierda! —grité, mientras el suelo desaparecía debajo de mí.

—Chloe, ¿estás bien? —preguntó Jin desde arriba, con voz preocupada.

—Sí, estoy bien, encontraré una forma de volver arriba —dije, levantándome y quitándome la suciedad de la ropa. Jin con voz preocupada e insegura me insistió:

—Está bien, pero ten cuidado ¿sí? —Y después de pensarlo un momento, añadió: —Eh, no quiero morir todavía...