Chereads / Balance - Encontrando Redención En Otro Mundo (Español) / Chapter 14 - Oh, a ese lo mató el duende, no hubo nada que pudiéramos hacer. Qué lástima. - Parte 3

Chapter 14 - Oh, a ese lo mató el duende, no hubo nada que pudiéramos hacer. Qué lástima. - Parte 3

5—¡Han!—¡Sen! ¿¡Estás bien!?El guardia más joven se encontraba aprisionado debajo del peso de una de las ramas más gruesas. Atrapado contra el suelo, el guardia no lograba cubrir toda la ofensiva de los violentos árboles. Pero eso no era para nada lo que ocupaba su mente.—¡Han! ¡El extranjero...! —llegó a escupir desde su posición, inclinando su cabeza para dirigir al guardia más grande en otra dirección.El hombre siguió con sus ojos la posición indicada, la posición del extranjero que poco le importaba. Lo único que pudo discernir, entre toda la vegetación y los latigazos del campo de batalla, fue un waruki tirando sus ramas fuera de la zona de combate.Se encontraron en una emboscada: un claro perfectamente circular, rodeado de warukis, árboles depredadores que habían ocultado su presencia a propósito. Aíto se encargó fácilmente del primero; con un chasquido de sus dedos, incineró por completo el cuerpo de la planta. Pero Aíto era un solo hombre, y sus enemigos eran seis monstruos. Monstruos que usualmente se encuentran aislados y, debido a su territorialidad, viven separados unos de otros; criaturas que probablemente eran lo peor que uno podría encontrar en el bosque.El hecho de que hubiera tantos reunidos en semejante proximidad parecía un muy mal chiste del destino. Mientras más entraba en años, todas esas historias de Balance y los lotos protectores sonaban más y más como cuentos para niños. Si había dioses en este mundo, ellos definitivamente no estimaban a los humanos lo suficiente para protegerlos.El hombre morrudo corrió al rescate del guardia más pequeño. Ya había perdido a uno hace tan poco, moriría antes de perder otro.—¡Han...! ¡Yo estoy bien...! ¡Aíto está con nosotros! ¡Sigue al extranjero! —Como para complementar las palabras del guardia, un potente fogonazo se escuchó al otro lado del claro. Aíto se había encargado de otro.—¡Sen!El joven lo miró con tanta determinación que pareció juntar lágrimas en los ojos.—Sigue. Al. extranjero.El hombre mayor aplastó los dientes y se dio la vuelta en dirección al integrante faltante del grupo de cacería. Esto también... era parte de sus responsabilidades.Otro fogonazo acompañó su marcha.6El árbol me arrastró violentamente a través de matorrales, piedras y otros árboles. Me encontraba completamente indefenso. Una de mis manos no podía generar fuerza para resistir por las lastimaduras que tenía desde antes de iniciar la cacería, y mi otro brazo había quedado casi inutilizado por el latigazo en el hombro. El árbol era astuto. Me aisló del resto de los combatientes y decidió atenderme en una sesión personal.Una vez colocado entre una roca y el tronco de un árbol no malvado, el monstruo afianzó su agarre y comenzó a escalar por mi pierna, llegando a mi cintura. Invoqué toda mi fuerza para extraer la cuchilla del portador de mi cinturón, sin mucha idea de cómo utilizarla para defenderme.La rama escaló hasta mi cuello y entré en pánico. Primero intenté empujarla de mí con el brazo derecho, pero no había caso; el árbol era mucho más fuerte que yo. La rama empezó a enrollarse por mi cuello como una boa constrictora, y yo le clavé el cuchillo en la sección tirante que no se encontraba pegada a mi cuerpo. El cuchillo rebotó inútilmente en la superficie.No esperaba que fuera tan ineficaz.La rama siguió y siguió escalando hasta llegar a tapar completamente mi boca. Mis vías respiratorias casi estaban atascadas en su totalidad.Me hundí en un profundo pánico. "Voy a morir" Esa frase se repetía desde mi inconsciente y hacía temblar a todo mi cuerpo. Comencé a golpear con mi mano mala y mi mano destrozada al cacho de madera que tenía en mi boca, apenas logrando hacerlo mover, pero nunca despegándolo de mi cuerpo. No podía pensar en lo que hacía. Mis manos se movían de manera furiosa, brusca, sin importar el inmenso dolor que me ocasionaban todos y cada uno de los golpes.Durante toda esa desaforada contienda, un crujido de vegetación que resonó en la cercanía se sintió como un alto para la pelea que estaba librando por mi vida. Mis ojos rojos se movieron hacia la fuente del sonido. Lo que vi se asemejaba a un ángel guardián.Por el camino de donde el árbol me había extraído, en un relieve más elevado, la figura de un hombre grande encandilaba toda la oscuridad que, tan repentinamente, me rodeaba.—¡¡¡MMM!!! ¡¡¡MMMMMM!!! —No podía producir palabras, pero podía hacer entender la situación y el pedido que estaba haciendo.El hombre me miró por encima durante unos segundos y se aferró a su lanza. Su sola presencia fue un terrible alivio. Verte aislado y con tu vida amenazada te hace sentir una inmensa soledad. La presencia de cualquier persona sería capaz de enmendar eso. El hombre se paró allí arriba unos segundos, o quizás unos instantes que se sintieron como segundos. Su inacción me alarmó, enfoqué mi mirada en su rostro.Mis ojos se abrieron al ver la mueca en su cara, o mejor dicho, la total ausencia de una.No era resignación. Ojalá lo hubiera sido. Era apatía. Gélida, congelada, apatía.—¡¡¡MMMM!!! ¿¡MMMM!? ¡¡¡MMMMMMMMMM!!! —le supliqué como pude al hombre desde mi débil posición.La rama me tapó la nariz. El hombre se dio la vuelta y se retiró en una tranquila caminata.Me dejó solo.