De forma resumida, IA me explicó las condiciones que "La Devoradora" había propuesto para "cuidarme". Por cierto, no le agrada que la llamen "El Pantano Devorador"; prefiere títulos como La Hambrienta o La Devoradora. Las reglas eran claras, aunque un tanto inquietantes:
Demuestra tu vínculo con el pantano. Deberás sembrar algo de ti misma en su suelo: una gota de sangre, un cabello o incluso un objeto preciado. Este acto sellará tu conexión con "Ella".El respeto es obligatorio. Está prohibido pronunciar el nombre del pantano o referirte a "Ella" con términos despectivos; hacerlo resultará en un castigo inmediato.Cuidado con los reflejos. No todos los reflejos en el agua son tuyos. Si ves uno que no te pertenece, desvía la mirada de inmediato y jamás le hagas preguntas, cada pregunta tiene un costo.Obedece las señales del pantano. Las mareas, raíces y movimientos del agua indican cómo debes actuar. Ignorar estas señales traerá consecuencias.Los árboles están vivos y conscientes. Si alguno te observa, dirígete a él con respeto, pero al marcharte, nunca le des la espalda.Los pájaros solo cantan para los fuertes.Siempre devuelve el saludo.Los cuervos observan la muerte, si uno te mira: Corre.No pises las flores blancas. El blanco simboliza la pureza, en este paramo son signos de esperanza, dañar la esperanza resulta en tragedias.No sigas las luces flotantes. Los fuegos fatuos hace tiempo se extinguieron.Cada noche, antes de dormir, habla con el pantano.No mires al corazón del pantano.
Al leer las reglas, una sensación extraña me invadió. ¿No son demasiado específicas? Me pregunté. Además, ¿Qué hago si mi reflejo me saluda? ¿Le devuelvo el saludo o finjo que no lo vi? Bueno, supongo que ya lo descubriré. Lo que me pareció más curioso fue que no incluyeran ofrendas…
Como si el pantano hubiese leído mis pensamientos, una piedra del tamaño de mi mano cayó frente a mí. Al recogerla, noté que algo se grababa en su superficie:
Cada semana deberás realizar una ofrenda en un altar. Las ofrendas se detallan en "Sacrificios al Pantano, Vol. 1".
Esto es… increíblemente conveniente para el pantano, ¿no? Suspiré. Aun así, no tenía muchas opciones: seguir vagando por la tierra desierta o ingresar en este sospechoso pantano. Tras reflexionarlo un buen rato, mordí mi dedo pulgar y dejé caer una gota de sangre sobre el suelo oscuro. En ese instante, la herida se cerró de inmediato, como si nunca hubiera existido y la sangre que cayó se integro completamente a la tierra sin dejar rastro alguno del rojo caído, pero solo pude mirar con incredulidad mi dedo, o más en específico, el lugar donde estaba la herida.
"¡Juro que no usé magia!" me dije a mí misma, sorprendida. No dejó costra ni cicatriz, como si fuera… magia. Apenas tuve tiempo de procesar lo sucedido antes de que las aguas poco profundas del pantano se alzaran en una ola de cinco metros de altura y me engulleran por completo.
¡Esto era malo por razones obvias! No tuve tiempo de tomar aire y, peor aún, ¡era agua del pantano! ¿Microorganismos? ¿Parásitos? Traté de mantener mi boca cerrada, pero un poco de agua logró colarse en mi interior. La corriente me arrastraba con fuerza, aunque parecía que no descendía, era como si estuviese rebotando en algún tipo de rocola.
Finalmente, el agua me escupió hacia tierra firme. Lo primero que hice fue toser y escupir el agua que había tragado, atragantándome en el proceso. Inmediatamente conjuré un hechizo de purificación, el más avanzado que conocía. Mientras lo recitaba, una voz resonó a mi alrededor:
—No temas, no está sucia.
Era una voz peculiar, difícil de describir, distinta a cualquier cosa que hubiera escuchado antes. No era humana, demoníaca ni mecánica. Más bien, resultaba… reconfortante. Sin embargo, ¡no había manera de que creyera eso!, así que continué con el conjuro con más empeño.
Cuando terminé, miré a mi alrededor buscando al dueño de aquella voz, pero no había nadie.
—¡Eso fue descortés, ¿sabes?! Mou… En fin, ¡bienvenida a tu nuevo hogar! —dijo la voz de nuevo, esta vez con un tono quejumbroso.
Miré con atención y distinguí una pequeña criatura volando cerca de mí. Parecía un hada, pero sus ropas estaban gastadas, como si hubieran pasado años en el agua. Incluso tenían musgo creciendo en ellas. ¿Eso no le dará picazón?
—¡Tus pensamientos son muy groseros! —protestó la criatura—. Es una ropa perfectamente normal y cómoda, ¡además, soy un hada del pantano!
—¿Hada del pantano? —pregunté, algo desconcertada.
—Sí, soy un hada nacida aquí. Puedes llamarme #404. "Madre" me envió para advertirte que sigas las reglas al pie de la letra y tengas cuidado. Aunque ahora puedes resistir la influencia de "Madre", eventualmente ella superará tus defensas, y tu percepción del entorno cambiará.
—¿Madre?
—¡Madre es el pantano! —exclamó con entusiasmo—. Está feliz de que haya ingresado una nueva… ¿jugadora? O algo así. Dice que para "ganar", debes derrotar a los lagartos y a su rey. También menciona que puedes cazar cualquier criatura dentro del pantano, incluso a mí, pero ten cuidado, porque podemos defendernos. Ah, y ten en cuenta que el pantano estará drenando tu maná constantemente, aunque asegura que no será mucho.
¡Espera un momento! ¿El pantano sabe sobre los jugadores y cazadores? ¿Es consciente de que esto es solo un escenario o nivel? Esto… Esto es completamente diferente a lo que me habían dicho. Se suponía que las criaturas dentro de la torre no carecían del conocimiento de su situación, para ellas todo lo que ocurre es "real". Pero aquí, en este nivel, ¿el pantano entiende que es solo un NPC? No, antes que nada ¿El pantano puede considerarse NPC?
—¡Ah, lo olvidaba! —añadió el hada justo antes de irse—. También mencionó que debes firmar un pacto con tu espíritu, a menos que quieras que este sea digerido por Madre. Bueno, ahora sí, ¡eso es todo!
—¡Esp...! —quise detenerla, pero no tuve oportunidad de hacerle más preguntas. Simplemente se desvaneció con un suave twinkle, dejando tras de sí una estela de confusión.
—Qué extraño… —murmuré para mí misma antes de centrarme en el asunto importante. Sin más dilación, llamé al espíritu del perro con voz firme y fría—. Ya lo escuchaste, ¿verdad? Haz el ritual de una vez.
El espíritu apareció frente a mí, pero su estado era deplorable. La oscuridad que antes lo caracterizaba ahora era tenue y fragmentada. Su forma, que solía ser una esfera perfecta, había perdido toda simetría, y la energía que emanaba era casi inexistente.
—¿Cómo… puedes… estar… bien…? —preguntó débilmente. Su voz era pausada y entrecortada, reflejo de su lamentable condición.
Lo miré con frialdad, sin la más mínima compasión, y respondí con dureza:
—¿Es todo para lo que sirves? Qué desperdicio. Creo que ya no quiero tu bendición. Solo serás una carga.
Mis palabras parecieron destrozarlo desde dentro. El espíritu tembló, como si todo su mundo estuviera colapsando bajo el peso de mis comentarios.
—¡N-No! ¡Puedo ser útil, de verdad! —exclamó con un tono cargado de desesperación—. ¡Solo no me abandones aquí! ¡Haré cualquier cosa! ¡Te daré la mejor bendición que pueda, pero por favor, no me dejes aquí!
Sentí su miedo, su desesperación, pero no me conmovió. "Oye, IA, ¿por qué el perro está así?" pregunté en mi mente, analizando la situación. No percibía odio ni rabia en sus palabras, solo un miedo profundo, combinado con exasperación.
IA: Su energía está siendo drenada por el pantano. A este ritmo, morirá.
—¿No dijiste que, por pertenecer a la facción oscura, podía usar a mi favor los debuffs del pantano?
IA: No. Se mencionó que posees la "forma oscura", no la "facción oscura". Además, también se indicó que para aprovechar el entorno necesitas fuerza de voluntad e inteligencia, capacidades de las que el espíritu carece. Si tu razonamiento fuera correcto, cualquier demonio podría habitar fácilmente en los dominios oscuros de otros demonios.
—Entonces, ¿yo podría aprovecharme de esos dominios oscuros?
IA: Dependiendo del poder del oponente y del dominio, sí, sería posible.
—Entendido. Gracias.
IA: De nada.
Con esta nueva información, volví mi atención al espíritu, quien seguía temblando frente a mí. Le dirigí una mirada llena de arrogancia y pronuncié, con un tono cargado de desprecio:
—¿Ah? ¿Ni siquiera puedes resistir algo de este nivel? ¿Por qué debería llevarte conmigo? Antes de asociarme contigo, prefiero dejarte aquí para que desaparezcas.
Cada palabra parecía drenar lo poco que le quedaba de energía. Su forma se desmoronaba casi por completo, y, para ser honesta, ya no me importaba. Desde el principio, él fue quien me atacó. Solo lo traje conmigo por capricho y por beneficio, así que, ¿por qué habría de preocuparme ahora por su destino?
El espíritu temblaba ante mis palabras. Por un momento, pensé que desaparecería ahí mismo, consumido por la desesperación. Pero, contra todo pronóstico, reunió lo que quedaba de su energía y respondió con una voz apenas audible, cargada de un miedo que perforaba incluso mi indiferencia:
—¡Por favor! Haré lo que sea… ¡No quiero desaparecer!
Algo en su respuesta me hizo detenerme por un instante. No por compasión, claro está, sino porque su desesperación era… útil. Este vínculo, aunque frágil, aún podía tener algún propósito. "Una herramienta rota todavía puede servir si se maneja con cuidado," pensé.
—Muy bien, —dije al fin, dejando que mi tono se suavizara apenas lo suficiente para que sintiera una pizca de esperanza—. Pero escucha bien: si vuelves a ser una carga, no dudaré en dejarte aquí.
El espíritu asintió con vigor, o al menos lo intentó. Su energía seguía siendo lamentable, pero ahora había algo más: una chispa de voluntad encendida por el miedo a ser abandonado.
IA: Si planeas utilizarlo, te recomiendo realizar el pacto de inmediato. Su estado es demasiado inestable para retrasarlo más.
"Entiendo" asentí a IA, así que, aún de mala gana, le dije al perro que aceptaría, ante mis palabras, su energía fluctuó como si se hubiera encendido.
El ritual fue más fácil de lo esperado, simplemente tuvimos que posicionarnos en frente del otro a una distancia de un metro y canalizar energía hacia la dirección del otro a sentido horario, esto se me complicó porque todavía no puedo usar el maná libremente, es decir, sí, puedo usar maná, pero para ello necesito formulas preexistentes o que sean habilidades mágicas, así que es un aspecto que debo mejorar, mientras tanto, IA me ayudó con ello.
Al realizar el pacto el entorno comenzó a cambiar; Mi alrededor se llenó de una luz blanca y pura con varias esferas a brillantes y pequeñas que flotaban y que parecían emanar de mí, pero esas luces eventualmente fueron oscureciéndose, hasta que el ambiente, anteriormente cálido, pasó a ser frío y ominoso, las esferas, que antes eran blancas se tornaron de un negro azabache, casi absoluto. Por otro lado, el perro solo tenía un aura oscura, no habían esferas ni nada. Aparte del aura, también se formó un símbolo de infinito, no, en realidad solo son 2 círculos unidos por 2 líneas, unas líneas azules y brillantes, un azul eléctrico que nos rodeaba.
El tiempo que estuvimos haciendo circular el maná fue de, según IA, cien segundos, cuanto más tiempo pasaba más notaba como el lado del perro incrementaba en oscuridad, esto es debido a que requiere más maná para hacer un pacto conmigo.
Al finalizar, el perro terminó estrellándose crudamente contra el suelo por el agotamiento y luego desapareció.
"¡!". Me sorprendí al ver que el perro ya no estaba, aunque IA mencionó que estaba en "el cuarto de maná" nacido de nuestro vínculo, es decir, de las 2 líneas que conectaban los 2 círculos, esa es la vía por la cual usualmente los espíritus otorgan maná a las personas, pero esta es una vía bidireccional, por lo que en casos de emergencia, estos pueden resguardarse allí y recuperar maná, a costa del maná del usuario.
Honestamente ese hecho me pareció más negativo que positivo para mí, digo, ese espíritu tiene menos maná que yo, así que no podría darme mucho maná, pero IA discrepó ante mi razonamiento, ya que, aunque sea cierto que es más débil que yo en intensidad y pureza, tiene un mayor control y afinidad al maná ambiental que yo, es decir, yo tengo una fuente de energía de muy buena calidad, pero no puedo manejarlo libremente así que en la práctica, mucha de esa energía se desperdicia, pero con la ayuda del espíritu puedo emplear de mejor manera ese maná y resonar mejor con el ambiente. Ante esta idea no estoy segura de que pensar, digo, ¿En verdad será beneficioso para mí? De cualquier manera, gracias al pacto gané un nuevo título y habilidad:
Título "Quien se aprovecha de los espíritus (SR)": No todos los héroes salvan almas, algunos simplemente ven una oportunidad y la toman. Este título reconoce la capacidad de 'persuadir' a espíritus en su punto más bajo, ofreciéndoles un destino ligeramente mejor que la extinción… aunque no necesariamente mejor para ellos. ¿Una conexión espiritual? Claro, si contar el chantaje existencial como tal.
+15% Dominio sobre espíritus
+15% reducción del costo de mantenimiento de espíritus.
Los espíritus sienten cautela hacia ti.
Habilidad "Bendición de Noctilux (Príncipe) (Pasiva) (Nv 1)": Otorgada por un espíritu nacido del equilibrio entre luz y oscuridad, esta bendición fluye entre ambos extremos sin perder su esencia. No es ni sagrada ni profana, simplemente es.
Equilibrio Crepuscular: Aumenta un 15% la eficacia de habilidades de Luz y Oscuridad, permitiendo una transición más fluida entre ambas sin interferencias. Adaptación Noctilúcida: Reduce un 20% el daño recibido de ataques de Luz y Oscuridad, mitigando los efectos extremos de cada elemento. Aura Crepuscular: En presencia de fuentes intensas de luz o sombra, la energía del usuario se estabiliza, regenerando 0.05% del maná por segundo mientras permanezca en esa zona. Resonancia del Príncipe: Si el usuario posee un pacto con otro espíritu de Luz u Oscuridad, la efectividad de sus habilidades aumentará un 10% adicional, fortaleciendo la conexión espiritual. Este efecto no se puede acumular con otros del mismo tipo.
Ante la descripción de la habilidad una duda comenzó a invadir mi cabeza —¿Eres un príncipe? —. Le pregunté al perro, este no respondió, supongo que está dormido. —Tch, que perezoso.