—¿Quieres disfrutar de los derechos o quieres disfrutar del estatus? —Shen Feiwan se quedó sin palabras.
¿Siempre piensan los hombres en ese tipo de cosas?
—Ambos —dijo Fu Shiyan—, pero lo que más quiero es estar contigo para siempre.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan hábil? —Shen Feiwan no pudo soportarlo más—. Es repugnantemente cursi.
—Si tienes miedo de la cursilería, entonces mejor hagamos legal esto más pronto.
—No quiero ser impulsiva otra vez —Shen Feiwan rechazó rotundamente.
Una chispa de decepción cruzó por los ojos de Fu Shiyan.
Por lo visto lo había anticipado.
Sabía muy bien que Shen Feiwan no se volvería a casar con él tan rápidamente.
—La última vez fue demasiado informal —dijo Shen Feiwan sin rodeos—. Esta vez no quiero arrepentirme otra vez.
Shen Feiwan tampoco era diplomática.
De hecho, tenía demasiadas incertidumbres sobre Fu Shiyan.
No sabía si la volvería a abandonar por otra persona.
