—Cuando te encontré, estabas tumbada al lado de la piscina, completamente empapada y sin moverte. Tenía tanto miedo de que no despertaras.
—Inmediatamente fui a buscar a alguien más. Cuando te salvaron, te vi mirándome con gratitud. Luego, preguntaste si te había salvado yo... —Shen Rou recordó lo sucedido esa noche y lloró aún más fuerte.
—Habíamos discutido, así que pensé que no estarías enojada conmigo si lo admitía.
—¿Entonces me mentiste?
Aunque ya sabía que Shen Rou le había mentido, Gong Zeli no pudo evitar sentirse enojado cuando ella lo admitió.
—Sí. —Shen Rou secó las lágrimas de la esquina de sus ojos y lloró hasta que su voz se volvió ronca—. En ese momento no pensé demasiado. Solo esperaba que pudieras perdonarme lo antes posible y no estar enojado conmigo nunca más. En el momento en que asentí y vi la mirada en tus ojos, supe que me habías perdonado.
