Al sentir que lo había hecho a propósito. Siempre parecía tan serio y disciplinado, pero cuando se trataba de este aspecto, tenía algunos rasgos terribles. Como ella supuso... No podía confiar en sus palabras.
—Mo Yesi, no toques... —Antes de que terminara la frase, el hombre ya la sujetaba fuertemente. Presionó su cuerpo contra el suyo y encontró su pequeña mano. Luego comenzó a frotarla lentamente con la cantidad justa de fuerza.
—Soltó una risita y, mirándola a los ojos, dijo de manera dominante:
—Soy tu esposo. Tú eres mi esposa. Si no me dejas tocarte, ¿a quién dejarías? ¿O preferirías que tu esposo tocase a alguien más?
—Qiao Mianmian dijo:
—... Mo Yesi, tú...
—Llámame Maridito.
No hubo respuesta.
—El hombre la miró directamente y dijo, como si fuera una orden:
—Amor, llámame Maridito. ¿No me llamaste así de manera natural cuando hablabas con Shen Rou en mi oficina hoy? Dilo otra vez para mí, ¿mm?