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—De todos modos, mientras no se dirijan hacia mí, estoy bien.
En el momento en que Qiao Mianmian terminó de explicar, sintió que el aire a su alrededor se volvía frío.
Era como si la temperatura hubiera caído en picado hasta congelarse.
Hasta tenía la piel de gallina.
Mientras tanto, el hombre que la sostenía se había convertido en un refrigerador, generando una cantidad desbordante de aire frío.
Qiao Mianmian levantó la vista hacia su expresión oscurecida y se sintió agitada. —Mo Yesi, tú…
—¿No te importa que me gusten otras mujeres? ¿Estás bien? —La sonrisa en ese rostro apuesto se había curvado en un arco extraño y peligroso. Cada palabra sonaba como si estuviera cubierta de hielo.
El aire frío golpeaba el rostro de Qiao Mianmian, encontrando su camino hacia su piel.
¿Mo Yesi estaba enfadado?
Ella lo miró durante unos segundos. —Yo…
