Después de despedir a Fu Yiheng, Li An'an se sintió terrible. Sentía que él estaba tan cansado por culpa de ella y de los niños.
—Mamá, trabajaré duro para que tú y Padrino-Dios puedan vivir felices en el futuro —consoló Li Jùnjùn.
—¡Qué niño tan bueno!
Li Baobao agregó:
—Eso es cierto, quiero que tú y Padrino-Dios disfruten de vuestros años dorados.
Li An'an casi se lesiona de la risa. —Baobao, no digas tonterías. Mamá y tu Padrino-Dios aún no somos tan viejos.
—¿Oh? De acuerdo —dijo Li Baobao llevándose un dedo a los labios, sintiéndose un poco confundida. El abuelo del profesor claramente disfrutaba escuchar ese tipo de cosas. Era una lástima que a su mamá no le gustara, así que no habló más.
Li An'an consiguió dormir a los tres niños y luego publicó algunos de los videos que había hecho en línea.