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—¡An'an!
—¡An'an! —Dos voces preocupadas resonaron al mismo tiempo. Li An'an sacudió su cabeza e ignoró la mano de Lu Ming. Ella luchó por sostener la mano de Yang Xia.
—¡Xinyi, por qué me empujaste!
—¡No, yo… yo no lo hice! —Li Xinyi miró sus propias manos incrédula. No había ejercido ninguna fuerza. ¿Cómo cayó Li An'an al suelo?
—¡Ven afuera conmigo, tengo algo que decirte! —La expresión de Lu Ming era helada.
Li Xinyi no se movió.
—¡Li Xinyi, no eres demasiado despiadada? —Yang Xia la regañó—. An'an acaba de recibir el alta del hospital y tú la empujaste. Si le pasa algo, ¿vas a poder responder? ¡Eres una persona tan malvada!
Li Xinyi se veía desconcertada. Nunca había fallado al usar este pequeño truco para lidiar con Li An'an. Sin embargo, Li An'an le llevó la delantera y cayó al suelo primero. Miró a Li An'an, quien respondió con una mirada débil e inocente.