Chu Yichen estaba a punto de subirse al coche con el niño cuando Chu Zhenting lo detuvo.
—Yichen, tu tía estaba enojada por teléfono hace un momento. ¿No habíamos acordado demoler el jardín de infantes? ¿Por qué cambiaste de decisión? —la expresión de Chu Zhenting seguía fría.
—Sin razón. Me dan pena esos niños. ¡Planeo patrocinar el jardín de infantes y renovar el lugar! —respondió Chu Yichen con frialdad.
—Yichen, no seas irrespetuoso. Después de todo, ella es tu tía. No debemos terminar en una mala ruptura.
Chu Yichen puso a Baobao en el coche. —Solo estoy tratando de salvar la situación. ¡Me alabarás en el futuro!
—Olvidalo, ¡iré a disculparme con tu tía!
—¡Haz lo que quieras! —Chu Yichen se subió al coche.
Bai Dong lo siguió y también se subió. —Iré contigo. Escuché que el jardín de infantes de los niños tiene una configuración muy simple y rudimentaria. ¡Estoy preocupada y quisiera ir a echar un vistazo!
Li Cheng estaba en el asiento delantero conduciendo.