—Bess lanzó su lápiz labial al lavabo con enfado. ¿Por qué no castigó el CEO a Li An'an? Si hubiera sido ella la que cometió el error, ¿también sería perdonada?
—Li An'an empujó la puerta del baño y entró. —¿Por qué me tendiste una trampa? ¿Qué ganas con tenderme una trampa? —preguntó Li An'an. La noticia de su vergonzoso incidente se había extendido por toda la empresa.
—Bess soltó una risita, luego se dio la vuelta para lavarse las manos lentamente y retocarse el maquillaje. Era mitad francesa y generalmente considerada una belleza. Tenía derecho a ser arrogante. —¿Yo? ¿Hice eso?
—Dijiste la sala de juntas.
—Escuchaste mal. Como la secretaria personal del CEO, deberías recordar las locaciones más básicas. No culpes a los demás por tus errores —replicó Bess.
—Me saboteaste.
—Bess se secó las manos. —¿Tienes pruebas? No hables tonterías si no tienes pruebas.
—Li An'an se mordió el labio. En ese momento, solo estaban las dos en la oficina. No tenía testigos.
