En el restaurante.
Lu Ming se recostó en su asiento y miró por la ventana. Era la viva imagen de la elegancia. No dejaba de mirar su teléfono, aparentemente bastante ansioso. Tenía una reunión importante más tarde y no le sobraba demasiado tiempo.
—CEO Lu, la reunión comienza en media hora —le recordó su secretaria.
—Lo sé. ¡Esperemos un poco más! —Lu Ming dejó su teléfono a un lado y esperó con paciencia. Por alguna razón desconocida, se encontró llamando a Vivian justo cuando pasaba por allí. Aunque ella mantenía distancia de él, no podía ignorarla. Y aunque había verificado su identidad y no había nada sospechoso en ella, no lo creía.
Afuera del restaurante, Li An'an respiró hondo y entró.
Los ojos de Lu Ming se iluminaron. A diferencia del vestido de noche color de haba que había visto otro día, hoy llevaba una falda gris y una camisa blanca. Su figura era exquisita y lucía enérgica y radiante.