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Li An'an llevó a los tres niños al mercado a comprar víveres. Hoy era su día libre, así que planeaba nutrir a los tres bebés. Después de caminar un poco, sintió que algo andaba mal. Alguien los seguía.
Llevó a los tres pequeñines al supermercado y le pidió a Junjun que llevara a sus hermanos menores a jugar en el coche balancín eléctrico mientras ella continuaba caminando sola.
Cuando los pasos se acercaban más, de pronto se dio la vuelta y agarró a la persona que la seguía.
—¡Ah! —Conmocionada en cambio por el movimiento de Li An'an, la bolsa en la mano de Tong Qiqi cayó al suelo. Su expresión estaba llena de pánico—. Tú, Li An'an, ¡no estás muerta!... ¡Fantasma!
Una sorpresa cruzó por los ojos de Li An'an. Una conocida. Qué coincidencia. Sonrió burlonamente.
—Señorita, ¿por qué me sigue? ¿Intenta robarme? —Tong Qiqi salió de su asombro y gritó con dureza: