Noche. En el dormitorio.
Chu Yichen levantó su manta y de repente se sentó en la cama. Aún le dolía la cabeza. Se apoyó en la cama con su mano en la frente. Su dormitorio era muy espacioso y al mayordomo y los sirvientes no les estaba permitido entrar. Se frotó la frente con fuerza.
Su fiebre ya había bajado, ¡pero aún se sentía mal! Anteriormente había estado muy satisfecho con su habitación, ¡pero ahora le irritaba estar ahí solo!
Se quedó sentado en la cama, aturdido. Habitualmente, cuando se sentía frustrado, elegía trabajar. Tomó el documento junto a la cama como de costumbre. Sin embargo, después de leer una página, no pudo continuar.
Mientras que estos documentos llenaban a otras personas de deseo, todo lo que él veía eran números fríos. No le emocionaban ni le hacían feliz. Arrojó los documentos a un lado y se levantó de la cama. Cogió su teléfono y miró la hora. Eran las 10 p. m. Tenía un poco de hambre.
Fuera de la puerta.