A mitad de camino, todo el cielo estaba cubierto por la oscuridad. La luz del sol desapareció, al igual que el cielo azul y las nubes blancas.
Todo lo que quedaba para todos era una oscuridad interminable.
Mo Ruyue levantó la cabeza y frunció el ceño. —¿Qué estarán tramando ahora los demonios?
—No lo sé. Volvamos primero al Reino Demoníaco.
Un mal presentimiento cruzó el corazón de Ming Sihan.
Ahora, solo podía regresar al Reino Demoníaco y esperar y ver.
El grupo regresó al Reino Demoníaco y encontró rastros de destrucción.
Cuando Ye Yunfeng y Ye Junlin vieron regresar a Mo Ruyue y a los demás, se apresuraron a ir hacia ellos.
—Bienvenidos, Venerable Demonio.
Ambos hablaron al unísono.
Ming Sihan asintió levemente, miró el edificio derrumbado junto a él y preguntó, —¿Qué ha pasado en el Reino Demoníaco?
Ye Yunfeng respondió, —Durante este período, hubo monstruos que quisieron invadir nuestro Reino Demoníaco. Estos edificios fueron todos destruidos por esos monstruos.
